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El insólito caso del intercambio de bebés que aclaró el ADN

Los padres que estuvieron un mes con una niña que no era suya explican la experiencia

La niña que ayer dormitaba en los brazos de Remedios en un banco en los juzgados de Tarragona es su hija. De ello puede estar segura la madre y José, el padre, tras haberse sometido el pasado mes de mayo a las pruebas del ADN. Los resultados demostraron que la pequeña a la que habían llamado Carmen y a la que Remedios dio el pecho durante un mes no era la suya. La verdadera Carmen residió en Salou durante ese tiempo, con otra familia, con otra madre por un error del hospital Juan XXIII de Tarragona. El 12 de junio, cuatro semanas después del parto y el mismo día que se supieron los resultados, el juzgado de instrucción número 6 de Tarragona, restituyó las niñas a sus madres biológicas. Ahora investiga las causas del equívoco y las responsabilidades penales del hospital. Remedios, una gitana de 19 años de aspecto imponente, nunca supo del error. Por causas desconocidas la niña que parió fue a parar a los brazos de Montse Xaruc, una mujer de Salou, que dio a luz el mismo día 19 de mayo. A Montse, nada más despertar de la anestesia le presentaron como suyo a un bebé con un lunar que era la hija de Remedios. Cuando las enfermeras se llevaron a la pequeña para un control rutinario le devolvieron una niña sin lunar y con más pelo, la que en realidad era la suya. Al ver que no era la primera que le llevaron, la rechazó y la pequeña Carmen volvió de nuevo a sus brazos. Sin embargo, la mujer empezó a tener dudas y solicitó las pruebas de ADN. Tres días después, un informe del Servicio de Enfermería del Hospital reconoció que pudo haber un error.

Todo apunta, según reconoce el propio delegado de Sanidad, Josep María Adserà, a que un extravío de los brazaletes de identificación de los bebés fue la causa del intercambio. "Un cúmulo de circunstancias que, unidas, derivó en esta fatalidad extraordinaria", afirma. Tomás Gilabert, el abogado de Remedios y José, afirma, por el contrario, que el hospital no informó correctamente a la pareja y que los formularios que firmaron estaban en catalán, "cuando Remedios no lee ni escribe bien en su lengua materna, que es el castellano".

José, de 17 años, también lamenta la falta de información y explica que hasta que no se supo el resultado de las pruebas de ADN no le explicaron lo ocurrido. Remedios nunca se enteró y siempre trató como suya a la niña que le dieron. La abuela de la niña, que además del nombre lega a su nieta los ojos, azul marino, explica que el golpe fue brutal. "No lo hemos explicado ni a la familia por evitarles el mal trago", asegura.

El abogado de la pareja asegura que el hospital trató de impedir que se realizara la prueba del ADN solicitada por la madre de Salou, con el pretexto de que era muy costosa ( 40.000 pesetas) y que la tendría que abonar de su bolsillo. Ante su insistencia y con el informe de Enfermería, las pruebas se hicieron finalmente el 28 de mayo.

El 12 de junio, con el resultado en la mano y la fiscalía avisada del suceso se corroboró el error. En una sala del hospital se produjo el intercambio de las niñas, en presencia de la juez y del fiscal. Hasta entonces, las madres biológicas ni se habían visto. Carmen explica el horror del intercambio, la separación y el encuentro: "Salimos de allí como si hubiéramos estado en un entierro". El fiscal presente, Felipe Zazurca llegó a asegurar que había sido uno de los peores días de su carrera.

Los abuelos, que rondan los cincuenta, coinciden en que "todo lo pasado, tener a una nieta como tuya y que luego te digan que no, que no lo es, es peor que enterrar a un padre". Y el tiempo de incertidumbre. También subrayan el agradecimiento a la otra pareja de Salou por descubrirlo. "Pensar que un niño de tu familia puede criarse en manos de cualquiera, con lo que se oye de gente que maltrata a los críos", afirman.

Carmen está a punto de hacer los dos meses y es la cliente más joven de la justicia española. Junto con, claro está, su hermana de leche. La abuela lo ratifica. "Cuando nos la trajimos, tardó un poco en acostumbrarse al pecho. Menos mal que la otra madre le dio de mamar también". El abogado de la familia pedirá la semana próxima que el juez cite, en calidad de imputados, a todos los responsables del servicio de neonatos del hospital Juan XXIII.

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