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El Festival de San Sebastián dedicará una retrospectiva al cineasta Bertrand Tavernier, presidente del jurado

Entre la galería de notables que año tras año pasean su glamour por el Festival de Cine de San Sebastián, la presente edición va a estar marcada por la presencia del realizador francés Bertrand Tavernier. En cuerpo y en obra. Quien diera sus primeros pasos cinematográficos como ayudante de directores de la talla de Claude Chabrol y Jean-Luc Godard ha aceptado presidir el jurado oficial, encargado de otorgar los premios de la 47ª edición del certamen. Además de su presencia durante el festival, que se celebrará entre el 16 y 25 de septiembre, los organizadores han escogido también a Tavernier para dedicarle la retrospectiva con que el certamen rinde cada año homenaje a la filmografía de un autor en plena actividad. Un homenaje que llega precisamente cuando se cumplen 25 años desde que este director, heredero natural de los realizadores que pusieron en marcha la Nouvelle Vague, empezó a trabajar al otro lado de la cámara. Tavernier no se limitó a ser un digno sucesor de Godard, Chabrol o Truffaut; su trabajo teórico sobre el cine, en especial el norteamericano, sus 17 largometrajes de ficción, cinco documentales, varios cortos publicitarios y una serie de televisión construyen la obra de este francés nacido en Lyon hace 58 años, gran parte de la cual será recuperada en la retrospectiva del festival donostiarra.

Desde que dirigió su primer largometraje, L'horloger de Saint-Paul (El relojero de Saint-Paul) en 1974, Tavernier se ha comprometido en cada uno de sus planos con la realidad que le rodeaba: la grande y la pequeña, la inventada y la retratada, la cotidiana y la trascendente.

A su debú cinematográfico le siguieron Que empiece la fiesta, El juez y el asesino, Los inquilinos y la escalofriante La muerte en directo, una película que se adelanta a su tiempo mostrando la implacable frialdad sin sentimientos de la televisión.

Dípticos

En la década de los ochenta, cuando el director francés se reencuentra con una de sus grandes pasiones como es la música negra, el blues y el jazz, rueda uno de los títulos de mayor éxito: Alrededor de la medianoche. A partir de ahí, la obra de Tavernier se escribe por dípticos no declarados. Así, La vida y nada más o Capitán Conan, que precisamente fue presentada en el certamen donostiarra en 1996, tratan sobre la inutilidad y crueldad de la guerra, utilizando la Primera Guerra Mundial como telón de fondo. En Ley 627 y La carnaza, que recibió el Oso de Oro en el Festival de Berlín de 1995, se implica de lleno en los problemas de una juventud perdida en el mundo sin ideales, sin futuro y sin salida en el marco de una Europa despersonalizada.

La retrospectiva del festival permitirá también ver el último trabajo de Tavernier, Esto empieza hoy, que, según las crónicas de su presentación en la pasada Berlinale, emocionó a los espectadores.

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