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La Administración holandesa conoció la contaminación en el mes de abril

, El escándalo de la dioxina, además de conmocionar a los consumidores holandeses, ha estado a punto de tener un precio político. Apoyada por los partidos de la coalición de gobierno, la secretaria de Estado de Agricultura, Geke Faber, logró acallar las voces que pedían su dimisión por haber ocultado información. El ministerio tuvo conocimiento de la partida de harinas con alta concentración de dioxina el 29 de abril, pero los funcionarios "calcularon mal la importancia y los riesgos", según ha reconocido Faber. Holanda reaccionó cuando se hizo público que un fabricante de pienso se había abastecido de grasas en una factoría belga. Quejándose de la falta de claridad de las autoridades belgas, los responsables sanitarios holandeses cerraron las fronteras el lunes a la importación de carne de pollo, vaca, cerdo, cordero, cabra y todos sus derivados.

Más información
Bélgica reanuda la venta de pollos, cerdos y vacas no contaminados con dioxina

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