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GUERRA EN YUGOSLAVIA El frente bélico

Belgrado encuentra dificultades logísticas para cumplir con la retirada de tropas de Kosovo

Lo han comenzado a llamar "el repliegue invisible", y razones para ello ayer no faltaban. El anunciado plan del Gobierno de Slobodan Milosevic de reducir sus fuerzas en Kosovo parece estar tropezando con serias dificultades estratégicas y logísticas que podrían demorar indefinidamente el "repliegue parcial" yugoslavo. Si los generales de Milosevic, como el comando supremo del Ejército afirmó el lunes pasado, ya han comenzado a preparar una movilización de retorno a Serbia, lo están haciendo con un extremo sigilo y sin la prisa que muchos, sobre todo la OTAN, esperaban.

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La OTAN no ofreció ninguna pausa en sus bombardeos para facilitar el repliegue de una cantidad no determinada de los aproximadamente 49.000 soldados que Milosevic despachó a Kosovo para tratar de destruir al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y expulsar a decenas de millares de albanokosovares a Albania y Macedonia.Al contrario, los bombarderos aliados parecían ayer haber intensificado sus ataques sobre el triángulo Djakovica-Pec-Pristina, bastión del III Tercer Ejército yugoslavo. Informes oficiales difundidos en Belgrado dijeron que los aliados lanzaron ayer andanadas de "bombas de racimo" sobre esa zona por tercera jornada consecutiva (paralelamente a una serie de ataques en diez puntos de Serbia y Kosovo).

Las explosiones de las bombas volvieron a escucharse anoche en Belgrado y en su suburbio de Pancevo, así como en Vladicin, 350 kilómetros al sureste de la capital, donde la televisión estatal aseguró que se habían registrado "pérdidas humanas"

Según algunos analistas, el repliegue parcial anunciado por los generales de Milosevic podría estropearse si en los próximos días Belgrado no ofrece evidencias de una sustancial reducción de fuerzas "al nivel de los tiempos de paz" (unos 12.000 soldados y policías).

Aunque la OTAN ya ha descrito ese proyecto como "una medida a medias", el anuncio del repliegue parcial ha concitado curiosidad aliada, incluso en Washington. En el plano logístico, el proyecto tropieza con monumentales dificultades dado el calamitoso estado de carreteras y puentes devastados a lo largo de la campaña iniciada hace 50 días.

Miedo a ser atacados

En el plano militar hay complicaciones de mayor envergadura: hasta ayer no se conocía noticia alguna de conversaciones, ni siquiera indirectas, entre Belgrado y Bruselas a fin de obtener algún tipo de garantías militares para impedir que una movilización de las fuerzas serbias atrincheradas en Kosovo sea inmediatamente castigada por la aviación de la OTAN provocando un desastre. Se evoca aquí la experiencia de la "carretera de la muerte" durante la guerra del Golfo, cuando las fuerzas aliadas destrozaron un enorme convoy de tropas militares iraquíes en Mutla, durante su apresurada retirada de Kuwait. En el plano estratégico, Belgrado estaba ayer en un dilema. Aunque oficialmente las fuerzas de Milosevic han "aplastado" al ELK -una evaluación que, como tantas otras cosas en Yugoslavia, es imposible verificar de forma independiente-, el vacío que crearía el repliegue serbio podría convertirse en una tentación irresistible para los separatistas albanokosovares, que supuestamente todavía están luchando por abrir un corredor a Djakovica y alrededores. Ayer mismo, la televisión estatal serbia informó de que cuatro "terroristas" habían sido abatidos en la frontera con Albania. Un portavoz de la OSCE también dijo que una treintena de guerrilleros habían sido heridos en una ataque de la aviación serbia en esa zona.Ahora también está en juego qué corriente triunfará entre los independentistas. En el separatismo kosovar está la opción armada del ELK, terrorista para serbios y rusos, y la alternativa pacífica de Ibrahim Rugova, presidente de la autoproclamada república de Kosovo que ha mantenido un diálogo con Milosevic.

Jamie Shea, el portavoz de la OTAN, declaró ayer en Bruselas: "Si esas fuerzas [serbias] están claramente en retirada, genuinamente en retirada, entonces no vamos a impedir su repliegue porque queremos que esas fuerzas se vayan. Los comandantes de la OTAN van a tener que estar satisfechos si lo que vamos a ver es en realidad un sincero, significativo repliegue y no una farsa o una maniobra". El recelo, por supuesto, es mutuo. Ya que es más que improbable que ningún general serbio vaya a mover siquiera un vehículo sin previas garantías de que no desatará ataques aliados, lo que falta para emplazar a Milosevic a cumplir con su palabra es un mecanismo de contacto y coordinación. Señales claras de voluntad política al efecto no existen.

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