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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Y ahora, la guerrilla

EL LARGO proceso que ha permitido convertir el diálogo en proceso de paz en Colombia concluyó el jueves pasado, en lo que ha podido parecer un acuerdo in extremis sólo para mantener la pelota en juego. Un orden del día de 45 puntos es el terreno en el que debería iniciarse la negociación para poner fin a una guerra que dura más de 30 años. El Gobierno del presidente Pastrana ha decretado, en reciprocidad a la avenencia del movimiento guerrillero FARC a hablar de paz, una nueva prórroga de un mes del llamado despeje, la neutralización sin soldados ni policía de un territorio tan grande como Extremadura que administra esa fuerza subversiva. Por añadidura, ha de constituirse una comisión internacional como garantía externa de los contactos, de la que formará parte España, y que eventualmente podría hasta servir de escenario a alguna de las reuniones, como ha sucedido otras veces. El orden del día, con sus referencias a la actividad de los paramilitares -que la guerrilla quiere que el Gobierno desmantele-, la lucha contra el narcotráfico y una eventual refundación social del Estado, podía haberse dado ya por buena hace meses en sus generalizaciones poco comprometedoras. Pero las FARC sólo han aceptado sentarse tras el pase a retiro de dos generales, conocidos por su implicación en los criminales manejos de los paramilitares, pese a que, en un equilibrio muy colombiano, una investigación realizada al efecto les hallara inocentes.Ésa ha sido la tónica de las preconversaciones: para hablar de negociar, antes, y para negociar, ahora, el Gobierno ha tenido que recorrer un largo camino de concesiones, que van desde el reconocimiento de un status cuasi soberano a las FARC con el despeje, a la retirada de los dos oficiales, mientras la guerrilla sigue matando, extorsionando, secuestrando. Y eso habrá de cambiar pronto para sostener la verosimilitud del proceso. Si Pastrana tiene que seguir prorrogando la dimisión del Estado en el territorio despejado, habrá de empezar a verse qué está dispuesta a hacer la guerrilla por la paz en Colombia. De momento, no se sabe.

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