Solana lamenta el "trágico error", pero advierte de que continuarán los ataques
La OTAN cree que sus espías en Belgrado informaron mal sobre un depósito de municiones
El "trágico error" del bombardeo de la Embajada de China en Belgrado ha llegado en el peor momento para los aliados: justo cuando empezaban las negociaciones para que Pekín no bloquee en el Consejo de Seguridad la resolución que debe impulsar el acuerdo alcanzado por el G-8. El secretario general de la OTAN, Javier Solana, afirmó ayer que continuarán tanto las negociaciones diplomáticas como los bombardeos. La Alianza pudo haber sido engañada por sus espías en Belgrado, que le hicieron creer que había un depósito clandestino de municiones donde en realidad estaba la Embajada.
La Alianza no disimuló ayer las proporciones políticas de su error, y, por primera vez desde que empezó la campaña aérea, Javier Solana acudió a la sala de prensa para dar explicaciones de una equivocación de los soldados aliados. El secretario general de la OTAN presentó las excusas del Consejo Atlántico y aseguró que todos los socios "lamentan profundamente el trágico error de bombardear la Embajada china en Belgrado".Pese a la magnitud política del error cometido por los aliados, Javier Solana afirmó que seguirán los bombardeos sobre Yugoslavia, incluido Belgrado, "hasta que se cumplan los objetivos que nos hemos fijado".
El secretario general aseguró que "la vía diplomática no sólo sigue abierta, sino que se mueve, y se mueve con rapidez". Recordó que el enviado ruso para la crisis de Kosovo, Víktor Chernomirdin, no canceló ayer su viaje a Bonn. "El impulso creado por el G-8 seguirá", aseguró.
Veto en la ONU
La principal consecuencia de ese error es que dificulta las negociaciones para que China no bloquee en el Consejo de Seguridad la resolución que debe apoyar el plan de paz pactado por los aliados con Rusia. Aunque China se ha opuesto desde el principio a los bombardeos en Yugoslavia, los aliados daban por seguro que, si lograban el apoyo de Moscú en la ONU, Pekín no bloquearía una iniciativa conjunta OTAN-Rusia. Pero la destrucción de su sede diplomática en Belgrado ha puesto en peligro esa teoría.El canciller alemán y presidente de turno de la Unión Europea, Gerhard Schröder, visitará Pekín del 11 al 15 de mayo. Su viaje, que ya estaba previsto, es hoy aún más importante y difícil.
China, que pone en duda la existencia de una limpieza étnica en Kosovo, se opone a la intervención aliada en Yugoslavia porque teme que pueda sentar un precedente de injerencia internacional para resolver lo que a ojos de Pekín es un asunto interno de un país soberano. Las autoridades chinas, que no toleran las acusaciones de que en su país no se respetan los derechos humanos, creen que algún día la comunidad internacional puede verse tentada a abordar conflictos como el de Tíbet a partir de la nueva doctrina abierta con la intervención aliada en Kosovo.
La OTAN aún no se explica lo que ha ocurrido. El portavoz militar, el general alemán Walter Jertz, aseguró ayer que no hubo un error en el disparo, sino en el objetivo. Las bombas inteligentes de la OTAN impactaron en el lugar que estaba previsto, pero el problema es que allí no estaban las oficinas del organismo del Gobierno yugoslavo responsable de la compra de armamento, ni tampoco un depósito clandestino de explosivos como creía, sino la Embajada china.
La OTAN admitió ayer que había incluido ese edificio como objetivo por informaciones recibidas de sus servicios de espionaje sobre el terreno. Eso hace pensar que el error no ha sido casual y que es posible que los espías aliados hubieran engañado a la OTAN al dar una información falsa con la intención de torpedear las negociaciones con Pekín. "No nos hemos planteado esa posibilidad en la reunión del Consejo Atlántico, pero quizá tengamos que tenerla en consideración", admitieron ayer fuentes atlánticas.
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