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GUERRA EN YUGOSLAVIA Política y diplomacia

Lafontaine exige a la OTAN que cese los bombardeos y tenga más en cuenta a Rusia

El ex líder socialdemócrata alemán rompe su silencio con motivo del Primero de Mayo

Pilar Bonet

El ex presidente del Partido Socialdemócrata alemán (SPD) Oskar Lafontaine rompió ayer sus dos meses de casi silencio desde que dimitió de todos sus cargos. Con motivo de la fiesta del Primero de Mayo regresó a la vida pública con un mensaje político-moral para exhortar a los Gobiernos europeos y al presidente norteamericano, Bill Clinton, a reconocer que la OTAN "se ha metido en un callejón sin salida" con los bombardeos en Yugoslavia y exigirles que interrumpan los ataques con el fin de buscar una solución política junto con Naciones Unidas, Rusia y China.

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"Cada vez hay más víctimas inocentes de este bombardeo", dijo Lafontaine en un mitin con motivo del Primero de Mayo en la ciudad de Saarbrücken, la capital del Estado de Sarre, donde reside. Su discurso apasionado, que se prolongó una hora en lugar de los 20 minutos asignados, fue su primera intervención de peso desde que, el 11 de marzo, abandonó sin explicaciones el Gobierno y la presidencia del partido.Más de 12.000 personas se habían concentrado en los Jardines Franco-alemanes de Saarbrücken para oír al veterano socialdemócrata, que se reafirmó de nuevo en sus ideas contra el neoliberalismo. Muchos esperaban que el ex jefe del SPD airearía en público sus discrepancias con su sucesor en este cargo, el canciller Gerhard Schröder. Lafontaine, sin embargo, no cayó en la demagogia, sino que se situó en una postura de crítica constructiva impregnada de elementos morales e incluso interrumpió su discurso para distanciarse de una enorme pancarta, en la que Schröder aparecía caracterizado como Hitler con un bigotillo al estilo del führer y la inscripción: "El canciller de la guerra. Fuera Schröder. Parad la Tercera Guerra Mundial".

No habrá paz sin Rusia

"La OTAN ha cometido varios errores graves que pueden tener consecuencias a largo plazo" al atacar a Yugoslavia, opinó Lafontaine, que mencionó la marginación de la ONU y de Moscú, esto último tratando de "aprovechar la debilidad momentánea de Rusia". El político exhortó a los Gobiernos europeos "a dejar claro a los aliados norteamericanos que el haber marginado a la ONU es un error y que sólo podemos hacer una política razonable, pacífica y justa a largo plazo si nos basamos en las reglas del derecho internacional". "En el mundo y en Europa no conseguiremos ninguna paz sin Rusia", prosiguió. "Los alemanes no deberíamos olvidar nunca lo que Gorbachov ha hecho por nuestro país. Tenemos una obligación de ser honrados con Rusia, de involucrar a Rusia", sentenció.

La convicción que Lafontaine puso ayer en sus palabras siembra dudas sobre su intención de retirarse a la vida privada, tal como había afirmado en marzo. El discurso de Saarbrücken, en el que que reclamó de hecho la herencia de la política internacional de Willy Brandt, no sólo fue una bella pieza oratoria, sino que podría ser el inicio de un nuevo circuito político para el ex presidente del SPD. Lafontaine, comportándose como un hombre libre, expresó abiertamente posiciones críticas asumidas hoy en voz baja por una parte de la izquierda alemana, que tiene la sensación de ir contracorriente y estar en minoría, dado el viraje radical que experimenta del llamado "pacifismo clásico".

Está por ver cuál será la influencia de la reflexión de Lafontaine sobre el debate interno entre los Verdes, que se enfrentan a un delicado congreso extraordinario el 13 de mayo. Ayer, el ministro de Defensa, el socialdemócrata Rudolf Scharping, uno de los más convencidos proatlantistas del Gobierno alemán, fue tachado de "asesino" en otro mitin que reunió a unas mil personas en Ludwigshafen.

No demonizar a nadie

Lafontaine quiso subrayar también que los serbios sufren a causa de la guerra y también ellos han sido objeto de deportaciones. El político exhortó a no "demonizar" a ningún grupo nacional, y recordó a los "desertores del Ejército, que son perseguidos y que sufren porque no quieren participar en la guerra". También quiso referirse a otros países donde hay guerra y sufrimiento. "Pienso en Turquía, en los kurdos perseguidos. Turquía es un miembro de la OTAN", dijo con sarcasmo.

En la enumeración de errores, Lafontaine se remontó a la desintegración del Estado yugoslavo en 1991, y señaló que Alemania había emprendido un "camino especial" cuando, "en contra de la resistencia de París, Londres y Washington", impuso el reconocimiento de los Estados integrantes de la antigua Yugoslavia. Otro error, a su juicio, fue que "con los bombardeos de la OTAN en la Krajina se permitiera que los croatas deportaran a los serbios".

Según Lafontaine, la decisión del Parlamento alemán de apoyar la intervención de la Alianza Atlántica no era automática, sino que "permitía, antes de un ataque, mantener consultas políticas en las que se debía decidir si se transformaba el estado de alarma en una orden de guerra".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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