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LA GRAN FIESTA DEL LIBRO.

Ida y vuelta al hospital

La salud de José Hierro mantuvo ayer en jaque a sus familiares y amigos. Ingresado la pasada semana en un hospital de Canarias, adonde había viajado para participar en unos debates literarios, Hierro abandonó ayer su convalecencia en Madrid para recibir el Premio Cervantes en Alcalá. Pero el todavía robusto poeta, que padece una bronquitis crónica, aguantó el tipo.

Ahora bien, durante las dos horas que duró la entrega del galardón todos estuvieron pendientes del abuelo. En especial, su nieta Hortensia, de seis años, que procuraba que el poeta no corriera detrás del rey para despedirlo.

Don Juan Carlos había llegado a Alcalá a las doce del mediodía, acompañado del ministro Rajoy y del presidente de la Comunidad de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, entre otras autoridades. Personalidades como el banquero Emilio Botín o el director de la RAE, Víctor García de la Concha, aguardaban en el Paraninfo. En esta ocasión el monarca presidió el acto sin la compañía de doña Sofía, de viaje oficial en Ecuador. Poco antes de las dos, el Rey abandonaba la recepción y Hierro departía relajado con su familia a la espera del regreso por la noche al hospital.

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