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LA GRAN FIESTA DEL LIBRO.

José Hierro define "El Quijote" como una obra colectiva y fuera del tiempo

El poeta se declara en su discurso un "esporádico escudero de los caballeros de la locura"

Miguel Ángel Villena

José Hierro se declaró ayer "esporádico escudero de los caballeros de la locura" al concluir su discurso tras recibir el Premio Cervantes. Los difusos límites entre la locura y la razón, los debates sobre si los personajes son obra de sus autores o más bien los escritores resultan derivaciones de sus obras o el origen de los mitos y de las creaciones literarias fueron los ejes de la intervención de Hierro, que aclaró que iba a acercarse a El Quijote desde su condición de poeta. El galardonado calificó la novela de Cervantes de "obra colectiva, natural, antigua y fuera del tiempo" para señalar a renglón seguido que "es posible que el recopilador de las fantasías que imaginó y narró Cervantes fuese un escritor de poca fortuna, poeta y autor teatral llamado Miguel de Cervantes". Tras un reposo hospitalario durante los últimos días para recuperarse de una crisis en su bronquitis crónica, José Hierro apareció ayer emocionado. Pero su delicado estado de salud y la solemnidad de la jornada no le impidieron leer un original texto sobre Cervantes y El Quijote, tema obligado en la Universidad de Alcalá de Henares todos los 23 de abril. Algunos escritores, como Antonio Buero Vallejo, Félix Grande o Luis Carandell arroparon a Hierro, que estuvo también acompañado por toda su familia, con su pequeña nieta Hortensia como objetivo favorito de los fotógrafos.

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Las ausencias más sorprendentes se contaron entre anteriores galardonados con el premio más prestigioso de las letras españolas, algunos de ellos también miembros del jurado, como es el caso de Camilo José Cela o Mario Vargas Llosa. Cabrera Infante justificó su ausencia con un telegrama en el que explicó que se encontraba enfermo.

El carácter de obra colectiva de El Quijote, de relato que se va trenzando de unos oyentes a otros, de narración que se construye como un murmullo de voces, marcó el discurso de Hierro. El Premio Cervantes, poeta como Cervantes y también víctima de presidio como lo fue el escritor alcalaíno, llegó a decir: "Las historias (del Quijote), los sucesivos lances jocosos o melancólicos irían -narración tras narración, ante auditorios constantemente renovados, primero en las cárceles, después por los caminos y posadas de España, puliendo, redondeando sus aristas, labor a la que contribuirían muchos de cuantos escuchaban a Miguel y luego repetían, ante otros auditorios, las invenciones".

Durante cerca de media hora cientos de invitados escucharon la voz profunda, aunque cansada, del poeta madrileño. Hierro tuvo especial interés en destacar algunos rasgos del hidalgo de La Mancha como el hecho de ser "una figura familiar, ennoblecida y añejada que ha cortado el cordón umbilical que le unía a su autor y se ha fundido con la Humanidad". Después de un recorrido por algunos mitos literarios, "mitos de padres conocidos", Hierro dejó fuera de esta categoría al personaje quijotesco. "Don Quijote", manifestó el premiado, "es un ser de carne y hueso, no un arquetipo que vive a salto de mata entre páginas y páginas eruditas y acaba por dar nombre a un complejo".

Nacido en Madrid en 1922, pero muy vinculado a Cantabria, José Hierro vivió de adolescente los avatares y penurias de la guerra civil y fue encarcelado durante cinco años tras el final de la contienda. Poeta, periodista y profesor de literatura desde los años cincuenta, Hierro ha recibido varios premios de prestigio, que culminaron ayer con el Cervantes. Su biografía estuvo muy presente en los discursos del Rey y del ministro de Educación y Cultura, Mariano Rajoy, que destacaron las influencias de la generación del 27 en su poesía.

Los nombres de Gerardo Diego, al que el Premio Cervantes reconoce como su maestro, o los de Gabriel Celaya y Blas de Otero estuvieron presentes en los parlamentos. Poetas todos ellos del compromiso con su tiempo y de militancia izquierdista, don Juan Carlos no quiso obviar la actitud intelectual del premiado cuando recordó unas palabras de Hierro pronunciadas en plena dictadura. "Detesto", dijo el autor del Libro de las alucinaciones, "la torre de marfil. El poeta es obra y artífice de su tiempo. El signo del nuestro es colectivo y social".

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