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GUERRA EN YUGOSLAVIA Política y diplomacia

La Unión Europea se ofrece a administrar Kosovo como solución para un alto el fuego

Xavier Vidal-Folch

La Unión Europea (UE) se manifestó ayer dispuesta a encargarse de la administración provisional de Kosovo cuando acabe la guerra. Así lo manifestaron ayer los 15 jefes de Estado y de Gobierno, reunidos en una cumbre especial en Bruselas, a la que asistió el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan. Suscribieron la idea de un Pacto de Estabilidad para toda la región balcánica también para el futuro. Y reiteraron que la campaña militar de la Alianza Atlántica es necesaria y que continuará hasta que el régimen de Slodoban Milosevic cumpla las cinco condiciones exigidas.

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"Hemos propuesto que la ONU encargue a Europa la administración provisional de Kosovo, aunque todavía no estamos en este punto", explicó el presidente francés, Jacques Chirac, el padrino de la idea, fabricada a semejanza de la gestión de Mostar, en Bosnia, en la que España ha jugado un gran papel.¿Por qué lanzarla, si todavía no puede aplicarse? "Porque debemos estar preparados para cuando llegue el momento del retorno de los refugiados, la reconstrucción de las infraestructuras y el restablecimiento de una administración", explicó Chirac. "La Unión declara que está dispuesta", añadió el canciller alemán y presidente de turno, Gerhard Schröder.

A esa administración provisional le acompañarían la creación de una policía representativa, unas elecciones libres y el despliegue de la fuerza militar de interposición que debe garantizar la protección de todos los kosovares, detalló Schröder.

No se trata de establecer un protectorado como tal, aunque tal vez sí de facto. El peligro de que esa expresión suscite urticaria fue minimizado por el canciller, porque "el mayor riesgo es el actual, las deportaciones".

Los Quince suscribieron otra iniciativa, también para el día después: un Pacto de Estabilidad para la región, que ya adelantaron sus ministros de Exteriores hace hoy una semana. Es una especie de Plan Marshall, económico y político, incluida una Conferencia sobre los Balcanes, con participación voluntaria de todos sus protagonistas, en la perspectiva de su "acercamiento" a la Unión, aunque sin una promesa previa de garantizar su adhesión.

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"Identidad de ideas"

Hubo en esto "identidad de ideas", relató el presidente del Gobierno español, José María Aznar. "Algunos objetan que es caro, puede serlo, pero el conflicto militar es aún más caro, queremos fomentar el desarrollo para evitar el conflicto, y la UE se siente responsable de las condiciones materiales" en que viven los balcánicos, apostilló Schröder. La OTAN ofreció el martes completar ese Plan aportando el capítulo de seguridad.Los mandatarios insistieron en mantener la campaña militar -incluso los neutrales ratificaron que es "necesaria"- y de postular su continuidad hasta que Milosevic ceda a las cinco exigencias internacionales para Kosovo: cese de violencias, retorno de refugiados, retirada de fuerzas, presencia militar internacional, solución política en el marco de Rambouillet. "El acuerdo en continuar apoyando la estrategia de la Alianza es muy sólido, perserveraremos hasta conseguir los objetivos", subrayó Aznar.

Pero abrieron más la mano a la iniciativa política y diplomática. "Nos hemos reunido con Kofi Annan para dar nuestro apoyo a su iniciativa" del 9 de abril, recordó Schröder. En una carta al dictador de Belgrado, el mandatario de la ONU le reiteraba las condiciones y se comprometía a pedir a la OTAN el cese de los bombardeos en cuanto las acepte y empiece a cumplirlas.

"No tengo planes para un viaje" a Belgrado, dijo Annan, aunque dejó en la penumbra lo que trama, al señalar que estaba en contacto con muchos líderes, pero "algunas cosas las contaré después de que hayan ocurrido". Prudente, dijo que no estaba seguro "de tener éxito" con estas iniciativas diplomáticas. Entre ellas, la petición a Belgrado de entrar en contacto con el dirigente moderado Ibrahim Rugova. "No sé si lo permitirán, pero lo estamos intentando". La Unión ha invitado a Rugova y a su familia, y "si Milosevic quiere dejar claro que no presiona contra él, que le deje viajar", completó el canciller.

Pero la pasión diplomática tuvo límites. El canciller ni siquiera puso a discusión un plan de su ministro de Exteriores, Joschka Fischer, que detalla "las estaciones del camino" hacia la solución política (ver información adjunta). Muchos temían -sobre todo Tony Blair- que eso oscureciese la necesidad de proseguir los bombardeos. En suma, "firmeza en la acción militar, flexibilidad diplomática y apertura hacia alternativas políticas", como coincidieron en describir el portugués Antonio Guterres y los españoles Joaquín Almunia y Josep Borrell, asistentes a la cumbre socialista preparatoria.

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