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África, al borde del colapso escolar

La situación educativa en África subsahariana es de auténtica catástrofe. Uno de cada tres niños sin escolarizar en el mundo es africano. Y, si la tónica no se endereza audazmente, el año 2015 serán africanos tres de cada cuatro niños sin escuela. Actualmente, 16 países de ese continente -que representan casi el 50% de los niños de entre 6 y 11 años- han visto bajar sus índices de matriculación. Todo es precario: en Zambia la mitad de los alumnos carecen de un simple cuaderno, y una de cada cuatro aulas no tiene ni pizarra. En Tanzania, tocan a un libro por cada 20 alumnos en las escuelas rurales.El informe de Oxfam exige financiación de la educación, pero acompañada por cambios políticos: transferir recursos presupuestarios de armamento -África gasta 1.050 billones de pesetas en armas- a la educación primaria. Incluso se deberá dar prioridad a la enseñanza básica sobre la superior. Ahora sucede lo contrario: muchos países africanos dedican menos de la mitad del presupuesto educativo a la escuela primaria y apoyan los niveles más restringidos.

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Pero la mayor amenaza es la deserción escolar. Mientras en el mundo rico un alumno recibe educación durante 15 o 17 años, en algunas sociedades africanas los chicos llegan como mucho al quinto curso; y las chicas, ni siquiera.

Deuda externa

La deuda externa incide de modo brutal en la enseñanza africana. Tanzania, por ejemplo, gasta cuatro veces más en pagar los intereses de la deuda que en educación. "La deuda es la forma moderna de la esclavitud", dice el arzobispo de Ciudad del Cabo, John Ndungane. "Cada africano nace debiendo hoy 60.000 pesetas, una cifra que nunca podrá pagar. En vez de que los ricos paguen a los pobres, los pobres están obligados a pagar a los ricos. La pobreza no es sólo falta de ingresos, sino de dignidad y de conocimiento. Hay que condonar".El profesorado es un problema central. El bajo nivel profesional y la corrupción (la compraventa de notas es corriente) lastra la educación en Estados como Guinea Ecuatorial. "La calidad de la enseñanza, es decir del profesor, es un punto clave", dice Michael Kelly, autor de un informe para Oxfam y Unicef y especialista en formación del profesorado en la Universidad de Zambia. "Hay problemas de edificios, de materiales, pero todo es secundario en comparación con la necesidad de un buen personal docente. El surafricano Nhlanhla Ngubane, de Unicef, lo corrobora: "Si en Suráfrica se ha dado un gran avance, es porque se ha contado con el profesor".

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