Un mundo condenado a la ignorancia

Una sola generación bastaría para erradicar el analfabetismo del mundo si todos los niños recibieran una buena enseñanza primaria. 125 millones de menores no van a la escuela y otros 150 millones -sobre todo niñas- dejan el colegio antes de aprender a leer o escribir, con el resultado de que uno de cada cuatro adultos, unos 870 millones, es hoy analfabeto. Así lo afirma la red internacional de ONG Oxfam -cuya filial española es Intermón-, que acaba de presentar su campaña Educación ahora: rompamos el círculo de la pobreza, que empezará en septiembre en España. Para respaldarla, edita un exhaustivo informe con una clasificación de 104 países subdesarrollados y en vías de desarrollo según su situación educativa: Bahrein es el mejor situado y Etiopía, el peor [véase gráfico].Quien viaje por los países más empobrecidos no podrá esquivar la imagen de los niños de la calle, o los empleados como albañiles o tejedores de alfombras, o los prostituidos. Y también la de los niños agrupados para aprender bajo un árbol de ramas gigantescas, o criaturas que recorren kilómetros de ida y vuelta a la escuela con el pupitre que el padre les ha fabricado. Un inmenso campo de batalla donde se libra la única guerra justa: la de la enseñanza básica.

"Los Gobiernos permiten que los niños carezcan de educación básica o que no alcancen los mínimos", dice Ignasi Carreras, director de Intermón, designado por Oxfam para presentar la campaña en Johanesburgo. "Si no se toman medidas, la situación empeorará, pero sería reversible si los países invirtieran en educación básica un 3% de su producto nacional bruto. Con 1,2 billones de pesetas más al año, el objetivo es asequible".

Esa cantidad equivale al gasto militar de cuatro días en el mundo; a menos de lo que los europeos gastan en agua mineral o en videojuegos; a una semana de especulación financiera internacional; a menos de la mitad de los juguetes que se compran anualmente en EEUU. Carreras explica que Oxfam "ha elaborado un Plan de Acción Global, que propone medidas económicas y presiones para involucrar a los Gobiernos y a las instituciones internacionales".

La tragedia de las niñas

Una catástrofe silenciosa y cotidiana: dos terceras partes de la población infantil no escolarizada son niñas. Los estereotipos de Occidente adjudican un amplio grado de marginación escolar de las niñas en el mundo árabe, pero el porcentaje de alumnas en esas sociedades se ha cuadruplicado en comparación con otros países en vías de desarrollo. Otras culturas musulmanas arrojan panoramas divergentes: en Afganistán de 1990 a 1995 hubo un 8% menos de niñas en primaria; pero en Bangladesh el avance ha sido espectacular. La deserción escolar es otro flagelo de los países pobres -incluso en Latinoamérica, con escolarización casi plena, sufre el abandono de una cuarta parte-, pero la de las niñas es más grave: abandonan porque les exigen cuidar de sus hermanos y la familia emprende la ardua estrategia de casarlas.