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MEDIO AMBIENTE

El río Segura contiene el triple del cadmio permitido por la OMS

Un informe de otra universidad revela una mayor concentración del metal cancerígeno

El río Segura transporta concentraciones de cadmio capaces de matar a un pez en cuestión de minutos. Cerca de medio centenar de estudios de la Universidad de Murcia y de las dos de Alicante así lo han detectado en el tramo final del río, desde la localidad alicantina de Ojós hasta la desembocadura, 35 kilómetros abajo, en las playas de Guardamar. Un dictamen de Manuel Nieves, catedrático de Edafología y Química Agrícola de la Universidad Miguel Hernández de Orihuela, advirtió la presencia de hasta 180 microgramos por litro de agua. Otro informe, elaborado a petición de los empresarios por la Universidad de Alicante, eleva su concentración hasta los 205 microgramos por litro. La Organización Mundial de la Salud considera este metal pesado "altamente cancerígeno" si supera los 70 microgramos.

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La presencia de cadmio en las aguas próximas a la desembocadura del río Segura, cuya contaminación no permite más forma de vida que las bacterias anaeróbicas, ha alarmado a numerosos vecinos de la Vega Baja de Alicante, próspera zona agrícola que factura anualmente más de 150.000 millones en frutas y hortalizas. Los habitantes de Orihuela, Formentera y Rojales, así como los de las pedanías a las que alcanzan las acequias, llevan más de una década tapándose la nariz cuando bordean las riberas del Segura, tal es el fétido olor que desprenden sus aguas. "Llegas a aborrecer el olfato", comenta María Espinosa, administrativa de Orihuela. Y Pepe Sesca, cartero, recuerda indignado los versos del poeta oriolano Miguel Hernández: "Y qué buena es la tierra de mi huerto, / tiene un olor a madre que enamora". A muerte huele ahora el río".El pasado jueves, los efluvios resultaban soportables gracias a las inyecciones de aire líquido que recibe el Segura a su paso por la capital de la Vega Baja. Las aguas, densas y negras, discurrían entre el silencio espeso que rodea la ausencia de vida. El catedrático Manuel Nieves lo contemplaba, pese a todo, con cierto alivio: "Hasta que empezaron a inyectar oxígeno, el pasado verano, el agua estaba permanentemente cubierta por una costra de burbujas de ácido sulfídrico. Los perros se negaban a pasear hasta aquí, por mucho que sus amos tiraran de la correa. Ahora al menos no atufa a huevos podridos".

Nieves es el autor del polémico informe sobre el cadmio elaborado por la Universidad Miguel Hernández. Lo encargó el abogado Rafael Martínez Campillo para actualizar una denuncia presentada hace nueve años ante el Consejo Europeo. Su difusión ha originado reacciones contrapuestas: el rector, Jesús Rodríguez Marín, desautorizó, en un hecho sin precedentes, un trabajo autorizado y cobrado por la propia universidad. Para Nieves no ha sido sino otro informe más entre los muchos que ha realizado en torno al río, y que le lleva a conclusiones pesimistas: "Es uno de los ríos más contaminados de Europa. Su situación es gravísima".

El informe de Nieves detectó dosis de cadmio de hasta 180 microgramos por litro, un parámetro que desborda todos los niveles permitidos. La legislación fija en 100 el máximo permitido en vertidos y en 5 su concentración en el agua. La Organización Mundial de la Salud alerta de que más de 30 microgramos por día lo convierten en "altamente cancerígeno". Este metal pesado, incapaz de ser eliminado por el organismo, bloquea también la absorción de hierro y calcio, lo que puede derivar en anemia y osteoporosis.

Otro informe, elaborado por el Departamento de Agroquímica y Bioquímica de la Universidad de Alicante, al que ha tenido acceso EL PAÍS, supera las polémicas conclusiones de Nieves. A petición de la Asociación de Empresarios del Bajo Segura, el departamento universitario tomó 25 muestras de agua durante los meses de agosto y septiembre de 1998. Se detectaron concentraciones de cadmio de 205 microgramos por litro en el Azarbe-2; 176, en Guardamar; 159, en Azarbe-1 y en la salida Puente Algorfa, y 144 en Femsa-Camping. El resto, por debajo de 100. Ninguno de estos parámetros ha sido considerado válido por el director general de Obras Hidráulicas, Carlos Escartín, quien ha declarado que los niveles de cadmio del río Segura se ajustan a las normas.

El Ministerio de Medio Ambiente aporta datos inquietantes sobre el volumen diario de residuos industriales y fecales que soporta el río: "La aportación industrial en el Segura y Mula es la siguiente: industria conservera, 12 toneladas al día; industria agraria, 3,5 toneladas; otras industrias, ocho toneladas al día. La aportación doméstica en sólidos al río Segura es de 50 toneladas al día", dice la memoria del Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura.

Los vecinos se muestran intranquilos. Plataformas ciudadanas creadas en el último año para luchar contra la degradación del río han convocado una manifestación en Madrid el próximo 9 de mayo. Se trata de la Comisión Pro-Río (Orihuela), Cauce Arriba (Formentera, Almoradí, Rojales y Guardamar), Segura Vivo (Guardamar) y Segura Limpio (Rojales); cuentan con el apoyo de los ecologistas de la región, las organizaciones sindicales y 19 ayuntamientos, la mayoría gobernados por el PP. En la última semana han encontrado un nuevo aliado. El obispado, a través del vicario José Luis Satorre, avala un manifiesto, que se exhibe en las puertas de las parroquias y que leerán hoy los sacerdotes desde el púlpito, que suscribirían hasta los ecologistas más radicales: "Ante la constante degradación ecológica del río y el riesgo para la salud, pedimos a los vecinos que, desde su sensibilidad, colaboren en la mejora de la calidad de la vida y de la naturaleza y participen en aquellos actos que, de acuerdo con su conciencia, crean convenientes. Todos estamos llamados", prosigue el comunicado episcopal, "a luchar contra todo aquello que pueda degradar la naturaleza y, consecuentemente, nuestras vidas".

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