Un congreso defiende el uso de las nuevas tecnologías en la educación
Cebrián alerta sobre el peligro de acentuar las diferencias sociales
Las nuevas tecnologías están modificando la percepción de la realidad al cambiar la relación del hombre con el tiempo y el espacio. La frase la pronunció ayer el teórico de la educación Fabricio Caivano y resume parte de las intervenciones del congreso que se celebra desde ayer y hasta hoy en Barcelona bajo el lema general Proyecto educativo de ciudad. La educación es la llave.
En el futuro, la educación seguirá existiendo, pero no de la manera como se conoce hoy. Esta misma idea fue expuesta por varios de los ponentes: Caivano, pero también la teniente de alcalde de Barcelona, Maravillas Rojo; los periodistas Josep Cuní y Margarita Rivière (que intervino en sustitución de Maruja Torres); el presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, Antoni Negre, y el consejero delegado de Prisa, Juan Luis Cebrián, entre otros.La idea central, tal como la resumió Rojo, es que los tiempos tradicionales en la vida de los hombres (aprendizaje, trabajo, descanso) ya no sirven. Ahora el periodo de formación tiene que ser constante y eso reclama la modificación del sistema de enseñanza, que ya no tiene sólo que transmitir conocimientos. Además debe permitir la adquisición de nuevos saberes y capacidades.
La escuela fabrica miradas, dijo Caivano, y las nuevas tecnologías modifican esa mirada. Se trata de ver si la perfeccionan o la deforman y actuar en consecuencia, añadió.
Sobre la inevitabilidad de las nuevas tecnologías en la educación en particular y en la vida en general habló Juan Luis Cebrián, quien planteó la necesidad de pasar de la información al conocimiento y de éste a la sabiduría. Cebrián admitió que no hay una receta para ello, pero advirtió de que disponer de muchos datos no equivale a estar informado ni estar informado capacita para pensar.
Para Cebrián, las nuevas tecnologías, la sociedad digital, suponen un cambio de civilización de consecuencias imprecisas, pero que son, dijo, equiparables a las de la invención del alfabeto y, posiblemente, superiores a las de la invención de la imprenta. Estas nuevas tecnologías, a diferencia de los adelantos aparecidos en los últimos dos siglos, no son de sustitución sino de integración. No posibilitan sólo hacer lo mismo más deprisa. Además, permiten hacer cosas diferentes de forma diferente, incluso aunque todavía no se conozcan estas aplicaciones.
En el plano de la educación, las nuevas tecnologías rompen la jerarquía, convierten a todos en enseñantes y aprendices. Ante ello, los educadores tienen que enseñar con las nuevas tecnologías, sin que sea necesario que sean expertos programadores cuya función será dar guías, criterios para navegar.
Todo esto, prosiguió Cebrián, sin embargo, requiere la construcción de infraestructuras que, si se dejan al libre mercado, sólo estarán a disposición de los ricos. De esta forma, se acentuará la división entre países ricos y pobres, y esa misma división se incrementará en el interior de cada país y de las propias ciudades. Finalmente, Cebrián vaticinó que en el futuro será imprescindible conocer el inglés, además de los idiomas propios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.