_
_
_
_
OFENSIVA ALIADA CONTRA SERBIA

Los serbios que controlan las fronteras de Macedonia impiden el paso a los kosovares

Enric González

ENVIADO ESPECIALUnos 500 albanokosovares llegaron el martes por la tarde al puesto fronterizo de Kumanovo. La policía serbia les dejó pasar. Pero no la macedonia. Los refugiados quedaron atrapados entre un puesto y otro durante casi 24 horas, sin comida ni bebida. Al fin, los serbios les permitieron reingresar en el país del que huían. La explicación del incidente es sencilla: en la ciudad macedonia de Kumanovo, el 80% de la población es serbia, la policía lo es casi en su totalidad (el resto son macedonios), y el prefecto también es serbio.

Más información
Francia se plantea mandar tropas a Kosovo
"No hijo, no son explosiones, son fuegos artificiales"
La operación, un éxito, pero el enfermo se murió
Rusia enviará barcos de guerra al Adriático "para estudiar el conflicto y sacar conclusiones"
Washington sopesa la opción de un Kosovo independiente
El 'democidio' y la guerra
El Tribunal Internacional ordena la captura del paramilitar serbio Arkan
Rock y destrozos en Belgrado
Bonino pide una solución política al problema de los refugiados
La ONU alerta sobre la inminente escasez de alimentos en la zona

En Kumanovo se negaban ayer a permitir la entrada a los albanokosovares. La hostilidad contra los refugiados aumentaba de hora en hora. Kumanovo está 46 kilómetros al este de Skopje, la capital de Macedonia. Pero la situación es muy distinta en ambas ciudades. La población de Skopje se divide entre macedonios y albaneses. Los barrios están separados, por el río Vardar o por la carretera a Blace, el paso fronterizo hacia Kosovo, y la falta de contacto impide que el odio genere incidentes. En Kumanovo, el 80% es de origen serbio y la frontera no conduce a Kosovo, sino a Serbia. Anteayer, un centenar de serbomacedonios se manifestaron con agresividad contra la entrada de refugiados, a unos pasos del puesto fronterizo, sin que la policía hiciera más que observarles."La limpieza étnica es distinta a la de Milosevic. No nos queman las casas, pero nos discriminan, nos empujan a Turquía", afirmó Ahmed, del partido albanés Prosperidad Democrática. "Pronto nos haremos respetar con las armas" añadió ominosamente. Ahmed era uno de los albaneses que, a mediodía de ayer, llevaba 20 horas esperando en la aduana de Kumanovo la entrada de los refugiados kosovares. Eran una treintena y habían intentado, sin éxito, facilitar comida y agua a los atrapados en tierra de nadie. "¡Hay niños, ancianos, mujeres embarazadas! ¡Es inhumano!", gritó un compañero de Ahmed, que durante 10 años, hasta hace meses, fue profesor de inglés. "Fue más fácil conseguir trabajo entre los serbios de Serbia que entre los de Macedonia".

Caravana de rescate

Tenían a punto una caravana de automóviles para recoger a los refugiados y llevarlos a Skopje o Tetovo, una ciudad casi enteramente albanesa en el occidente del país, sin pasar por Kumanovo por temor a los posibles conflictos.La policía prohibió a este enviado acercarse a menos de 100 metros del puesto, pese a disponer de autorizaciones escritas. La llegada de una patrulla de la ONU, acompañada por observadores de la Unión Europea, obligó a los agentes a reconsiderar su actitud. Este periódico comprobó que los kosovares, con muchos niños, habían llegado a las cuatro de la tarde del martes y habían permanecido a la intemperie desde entonces. La policía serbia les había transportado hasta la frontera. Pese a los observadores de la UE, los agentes serbomacedonios se escudaron en que algunos carecían de documentos. Era una excusa poco consistente: cada vez más kosovares llegan sin papeles, y en el puesto de Blace se les entrega un documento provisional. Volvieron los autocares serbios y, tras tantas horas a escasos metros de Macedonia, las 500 personas fueron aglomeradas en los vehículos y readmitidas en Yugoslavia. Los niños lloraban. Partieron con destino desconocido.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_