Rusia enviará barcos de guerra al Adriático "para estudiar el conflicto y sacar conclusiones"

Rusia ha pedido autorización a Turquía para que un barco de reconocimiento de su flota del mar Negro atraviese los estrechos del Bósforo y los Dardanelos. Su destino: las aguas del Adriático. Su objetivo: observar el desarrollo del conflicto de Yugoslavia. El ministro de Defensa, Ígor Serguéyev, confirmó ayer la noticia. El barco zarpa mañana de Sebastopol y otros seis pueden seguirle pronto. El Parlamento quiere que se reúna el Consejo de Seguridad para replantear el papel de Moscú, y la Cámara alta ha aprobado romper el embargo a Belgrado. EE UU mostró ayer su preocupación por estos hechos.

Borís Yeltsin aseguró el martes ante diputados y senadores que Rusia no se dejará arrastrar a la guerra. Sin embargo, tanto el presidente como su Gobierno y el Parlamento cierran filas para plantar cara a la OTAN, aunque sólo sea, por el momento, en el frente de las declaraciones y de las muestras de apoyo al régimen de Belgrado.El barco de reconocimiento, aseguró ayer Serguéyev, "estudiará la situación en la zona de conflicto y sacará las oportunas conclusiones". Según la agencia Interfax, la flotilla que se estudia enviar incluiría, además, navíos portadores de misiles, antisubmarinos y de escolta. Poca cosa para una misión bélica, pero demasiado para una de paz. La temperatura anti OTAN sube cada día unos cuantos grados en Rusia. Las manifestaciones ante la Embajada estadounidense reflejan una hostilidad que una encuesta confirma: el 90% de la población opina que la Alianza no tiene derecho a bombardear Yugoslavia sin autorización de la ONU, y el 63% estima que el de Kosovo es un problema interno de Belgrado.

Ayer, Yeltsin aseguró que el viaje efectuado el día anterior a la capital serbia por Yevgueni Primakov había tenido "resultados positivos", aunque la OTAN los considerase insuficientes para detener sus ataques. El propio jefe de Gobierno se negó a admitir su fracaso, y culpó a los bombardeos aliados del éxodo de refugiados kosovares. Por su parte, el ministro de Exteriores, Ígor Ivanov, afirmó que Slobodan Milosevic "ofreció una señal clara en favor de un arreglo político", prometió retirar sus tropas de Kosovo apenas cesen los bombardeos y garantizó la "igualdad de todas las comunidades religiosas y étnicas".

Ivanov calificó la ofensiva aliada de "bárbara agresión" y aseguró que la "catástrofe humanitaria ha agravado la situación en Europa y en el mundo". Citando "información fiable", señaló que Estados Unidos estudia "separar Kosovo de Yugoslavia o dividir la provincia", y que la Alianza prepara la invasión por tierra.

Cambio de doctrina

El Consejo de la Federación (Cámara alta) aprobó ayer por unanimidad una resolución que insta a facilitar a Yugoslavia ayuda económica, técnica y militar, lo que significaría la ruptura del embargo internacional. En la Duma (Cámara baja), dominada por los comunistas y sus aliados, se instó al presidente, con sólo dos votos en contra, a que reúna el Consejo de Seguridad para estudiar un cambio de la doctrina militar.El jefe del Estado Mayor, general Anatoli Kvashnin, recordó ayer que, pese a la grave crisis que vive, Rusia es aún la segunda superpotencia atómica del planeta. "Si la elección se plantea entre la vida y la muerte", aseguró, "todo lo que tengan las Fuerzas Armadas, y en particular las armas atómicas, deberá ser utilizado". Una propuesta del Comité de Defensa de la Duma aboga por el uso del "primer ataque preventivo" cuando "las fuerzas convencionales del enemigo sean más poderosas".