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OFENSIVA ALIADA CONTRA SERVIA

El Pentágono estima que para ocupar Kosovo se necesitan 200.000 soldados

Si la OTAN no refuerza su operación con el envío de una fuerza terrestre de entre 100.000 y 200.000 soldados, la actual campaña de bombardeos no servirá para nada. Ésa es la opinión que expresan en Washington con creciente intensidad numerosos expertos militares y políticos. Pero esa posibilidad levanta ampollas en Estados Unidos, donde más del 60% de la población se opone a la participación de sus soldados en enfrentamientos terrestres con Milosevic

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En EEUU existe el temor a que, como advirtió el senador John McCain, el presidente Bill Clinton esté cayendo en "la trampa de un nuevo Vietnam". Pero Clinton no dudó ayer en declarar que "la campaña aérea se prolongará durante un período sustancial", con el objetivo de hacerle pagar a Milosevic un "precio alto" por "las atrocidades que está cometiendo contra gente inocente". Y amenazó al líder yugoslavo con que "su reivindicación sobre Kosovo va a perder peso ante la comunidad internacional" si no da ahora su brazo a torcer, una alusión a la posibilidad de que EEUU termine apoyando la independencia de esa región. Pero Clinton no abordó el tema que inquieta a sus compatriotas: ¿será necesario enviar la infantería si Milosevic no cede?"Jamás se ha ganado una guerra desde el aire", advierte el general Norman Schwarzkopf, que en 1991 dirigió sobre el terreno la victoria de la coalición dirigida por EEUU contra Irak. "Nunca hubiéramos podido expulsar a Sadam [Husein] de Kuwait sin una batalla terrestre". Schwarzkopf no se pronuncia sobre la conveniencia política de incorporar fuerzas terrestres a la guerra contra Yugoslavia, sólo se limita a señalar que es muy probable que Milosevic sobreviva a los bombardeos y la situación en Kosovo quede igual o peor de lo que estaba.

"La OTAN debe preguntarse si de veras cree que los bombardeos van a bastar para detener las matanzas y el flujo de refugiados en Kosovo", dice Richard Haas, director de política internacional de la Brookings Institution y ex consejero de George Bush. "Es probable", añade, "que cuando termine la campaña aérea ya no haya ningún pueblo kosovar que salvar". El mismo augurio efectúa Ivo Daalder, ex consejero de Clinton, para el que el ataque a Yugoslavia es "el mayor conflicto bélico en Europa desde la II Guerra Mundial". "La OTAN", dice, "puede ganar la batalla aérea habiendo perdido el objetivo esencial que se dio para esta guerra: la salvación de la mayoría albanesa de Kosovo. La entrada en acción de fuerzas terrestres es inevitable".

Henry Kissinger, ex secretario de Estado con Richard Nixon, es muy reticente a la aventura bélica en la que Clinton ha embarcado a EEUU, pero, una vez en ella, opina que, "si se quiere mantener la credibilidad de la OTAN", la única salida lógica es "introducir fuerzas terrestres de combate". "Combatir en tierra a las fuerzas serbias de Kosovo implicaría a cientos de miles de soldados durante un largo período de tiempo y en una situación muy peligrosa", afirma Hugh Shelton, jefe del Estado Mayor estadounidense. El Pentágono, no obstante, prepara planes por si Clinton, que prometió que no enviaría la infantería, cambia de opinión. Sus expertos calculan que 100.000 soldados sería la cifra mínima y 200.000 la óptima para garantizar una victoria en Kosovo.

Enviar esas tropas, en las que EE UU se vería obligado a desempeñar el papel dominante, requeriría varias semanas, pero una vanguardia de unos 40.000 soldados, destinada a crear un santuario para los kosovares, podría ser despachada en días, dice el general George Joulwan, ex comandante jefe de la OTAN. Formarían parte de esa expedición los 12.000 europeos que esperan en Macedonia su posible entrada en Kosovo como parte de la fuerza de paz. EEUU aportaría 2.200 marines de los barcos del Adriático, 1.200 infantes de un batallón estacionado en Italia y parte de los 8.200 miembros de la Primera División de Caballería que pacifica Bosnia.

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El dilema de Clinton

Clinton se enfrenta al mayor dilema de su presidencia. Escarmentado por la dura reacción de sus compatriotas a la pérdida de 18 soldados en Somalia, Clinton sólo ha enviado tropas terrestres a lugares como Haití y Bosnia donde tenían garantizada una cálida recepción como pacificadores. Cuando ha tenido que ordenar ataques, como en Sudán, Afganistán, Irak y Yugoslavia, este político que se las apañó para no ser enviado a Vietnam, siempre ha optado por el Tomahawk y el F-117, política que implica poco riesgo de pérdida de vidas norteamericanas.Los expertos del Pentágono le dicen a Clinton que, en el mejor de los casos, cabe prever que derrotar por tierra a los yugoslavos en Kosovo costaría entre 200 y 500 muertes de soldados de la OTAN. Y sus consejeros políticos le apuntan que la conclusión de esa escalada bélica no sería otra que el apoyo a la independencia de Kosovo, un objetivo que Washington sigue rechazando oficialmente.

"Usar a la OTAN para separar una región de un país europeo sentaría un precedente de incalculables consecuencias", advierte Kissinger. El senador republicano John McCain, prisionero de guerra en Vietnam, auguró el primer día de la campaña que Clinton, como los también presidentes demócratas Kennedy y Johnson, se estaba metiendo en un lío. Pero McCain declaró ayer que, aunque sigue sin creer que EEUU tenga "intereses estratégicos" en Kosovo, "ya no queda otra alternativa que la victoria".

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