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LA COYUNTURA AGRARIA

Ni vencedores ni vencidos

La UE aprobó la reforma agrícola y congeló el gasto tras una dura batalla que quedó en tablas

En contra de los serios temores que se habían despertado para su aprobación definitiva, el Consejo Europeo aprobó la última semana la reforma de la Política Agrícola Común para herbáceos, leche de vaca, carne de vacuno y vino que en conjunto suponen más del 70% de todos los gastos del Feoga garantía.Lo destacable de ese compromiso de los jefes de Estado en materia agraria es que el mismo se logró sin hacer sangre y sin unos claros vencedores ni vencidos. Francia no logró imponer sus planteamientos para reducir progresivamente las ayudas agrícolas para todas las producciones a partir de los próximos años y la presidencia alemana logró ajustar el presupuesto a los 40.500 millones de euros en base a dos medidas.

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La primera, suavizando la rebaja de los precios en herbáceos y ahorrando así subvenciones directas por un volumen superior a los 2.000 millones de euros. Segunda, aplazando dos años la entrada en vigor de la OCM (Organización Común del Mercado) para la leche, lo que puede suponer un ahorro superior a los 4.000 millones de euros. El acuerdo final sobre la reforma de la PAC (Política Agraria Común) contiene pocas novedades en relación con el compromiso suscrito el pasado 11 de marzo por los ministros de Agricultura.

En herbáceos, el cambio fundamental ha sido la reducción de los precios de intervención del 15% en dos años desde el 2000, en lugar del 20% propuesto inicialmente por la Comisión. Ello supone bajar el mismo de 119,19 euros por tonelada a 101,3 euros.En pesetas, la bajada será de 20 a 17 pesetas.

Mejoras

Este menor recorte en los precios conlleva un ahorro en los pagos por ayudas compensatorias que en lugar de pasar de 54 a 66 euros por toneladas en dos tramos, se quedarían en 63 euros tonelada. La Comisión podría revisar el comportamiento del mercado en los próximos tres años y decidir aumentar esa rebaja de los precios hasta el 20% propuesto inicialmente.Para el resto de las producciones de herbáceos como lino o girasol, la ayuda baja en tres años a partir del 2000 a 63 euros. Este dato es aún más negativo para el girasol, para el que Bruselas mantiene el compromiso de aplicar ayudas medioambientales.

Una tercera modificación en esta OCM es la obligación de retirada obligatoria de tierras el 10% en los próximos seis años frente a los solamente dos años que se contemplaban en el compromiso de los ministros de Agricultura.

Para el vacuno de carne, el acuerdo final no contiene ninguna modificación. Como figura en el cuadro, se mantiene la rebaja de los precios un 20% en tres tramos desde el año 2000 así como todos los niveles de ayudas.

En leche es donde se ha producido el mayor ahorro con este acuerdo. La bajada de los precios permanece en el 15%, pero entra en vigor en el año 2005 para su ampliación en un periodo de dos campañas y no en el 2003. La ayuda será de 4,16 pesetas por kilo al término de esos dos años.

Para España, un dato importante que supone en realidad mejorar el acuerdo de los ministros de Agricultura, es que se mantiene el aumento de la cuota en 550.000 toneladas en el año 2000. Sin embargo, el resto de los países, con excepción de Grecia, Italia, e Irlanda, tendrán incremento de cuota hasta el año 2005, lo que supone menos excedentes en la UE y el riesgo de que acabasen en España. En vino no se han introducido modificaciones, lo cual es un primer dato importante al no haber recortes en su presupuesto.

Este acuerdo supone superar por esta ocasión la ofensiva alemana para poner en marcha procesos de cofinanciación del 25% de las ayudas, algo a lo que se negaban casi todos los Estados miembros y fundamentalmente aquellos que perciben más ayudas como sería el caso de Francia, a cuyas arcas habría supuesto poner sobre la mesa no menos de 500.000 millones de pesetas.

Ayudas directas

Se ha superado también la propuesta francesa que fundamentaba el ahorro comunitario en un recorte de las ayudas directas para todas las producciones, algo que habría sido más negativo para las explotaciones que reciben menos ayuda por hectárea, como serían las españolas.En un clima sin vencedores ni vencidos, Francia logró como compensación al fracaso de su propuesta, que en los próximos seis años se destinen 14 millones de euros para desarrollo rural, algo que encaja con su Ley de Orientación Agraria, pero que también debe beneficiar a otros Estados miembros.

La ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, resaltó ayer que la Agenda 2000 aprobada en la cumbre de Berlín tendrá efectos positivos en el campo de Castilla y León, sobre todo porque la comunidad seguirá beneficiándose de los fondos estructurales.

Por el contrario, el consejero de Agricultura de la Junta de Castilla La Mancha, Alejandro Alonso, declaró que la Agenda 2000 es un documento para la preocupación del sector agrario, aunque admitió que es "menos malo" de lo que se preveía.

Claros y oscuros para España

Tras el acuerdo definitivo sobre la reforma de la Política Agrícola Común (PAC), se ha desatado un cierto clima de euforia tanto en medios oficiales como en la opinión pública en parte no suficientemente justificada.Hay razones en el sector agrario para la satisfacción si se tiene en cuenta que había sobre la mesa una propuesta para reducir las ayudas directas en porcentajes importantes para todas las producciones.

En el caso concreto de España, hay razones también para la satisfacción por la mejora lograda en las cuotas de leche, vacuno macho y cereales.

Es un pequeño avance que la reducción de precios en cereales sea del 15% y no del 20%; que el montante de las ayudas para el vacuno de carne sea sustancioso y que haya un presupuesto adecuado para reconvertir el sector del viñedo en lugar de ir a los arranques, aunque hay dudas sobre la política de destilaciones.

Pero, frente a estas notas positivas, como señala el presidente de Asaja, Pedro Barato, no se puede ocultar que a escala comunitaria la reforma es una nueva vuelta de tuerca en cuanto bajan los precios el doble que la subida de las ayudas.

Es la aplicación pura y dura de la Agenda 2000 que se rechazaba hace unos meses y que no queda maquillada por la subida de cuotas. Ello supone al final mayores dificultades para competir en miles de explotaciones en secano y muy especialmente para el girasol, que se queda fuera del mercado.

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