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La creatividad del cine extranjero marca los últimos 'oscars' del siglo

Rajoy valora el auge mundial del cine español

Una caravana de limusinas cargadas con los ricos y famosos del mundo del cine se dirigía al cierre de esta edición hacia el corazón de Los Ángeles, para participar en los últimos oscars del siglo. La ceremonia debía comenzar a las 2.30 de la madrugada de hoy, hora española, con la entrega por Kim Bassinger del premio al mejor actor secundario, que recayó en James Coburn por Aflicción. La película Shakespeare in love, la que aspiraba a más galardones, logró a continuación el premio a la mejor dirección artística.

Los dos filmes dirigidos por españoles, El abuelo de José Luis Garci y Tango de Carlos Saura, tenían pocas posibilidades de cosechar la estatuilla al mejor filme en lengua no inglesa. Este galardón iba a ser anunciado por Sofía Loren en sexto lugar, en lo que prometía ser el primer gran momento de la noche. El corazón de Hollywood estaba a favor de que Roberto Benigni lo recibiera de manos de su compatriota. Y no sólo porque La vida es bella es la película extranjera que ha causado más impresión en EE UU en mucho tiempo, sino también porque el gusto norteamericano por el espectáculo soñaba con la imagen del abrazo entre Benigni y Sofía Loren. Mariano Rajoy señaló que, con independencia de los resultados, la candidatura para un oscar de los filmes dirigidos por Saura y Garci prueba que el cine español vive "un gran momento" en EE UU. Lo confirma, añadió el ministro de Educación y Cultura, el que una decena de títulos españoles se exhiban esta temporada en cines norteamericanos.Su visita a California, donde el castellano es una lengua hablada por millones de personas y oficial junto al inglés, y donde los más viejos monumentos son las misiones de fray Junípero Serra, le ha corroborado a Rajoy que "si hay algún terreno en el que España puede ser una potencia mundial es en el lingüístico y cultural". "La fuerza de nuestra lengua y la creatividad de nuestros artistas, desde los pintores a los cineastas, es una excelente entrada para nuestro país en EE UU", dijo.

Barras y estrellas

Este año más que cualquier otro, el cine extranjero pisó fuerte en la ceremonia de los Oscar, y no sólo por la masiva presencia de actores británicos. Lo simbolizó el entusiasmo que despertó el pase de la actriz brasileña Fernanda Montenegro y el cineasta italiano Benigni por la alfombra roja que daba entrada al Dorothy Chandler. Pero el patriotismo norteamericano seguía allí y Salvar al soldado Ryan era la gran favorita de EE UU en las horas previas al comienzo de la ceremonia.

Una encuesta CNN-USA Today-Gallup difundida ayer afirmaba que el 53% de los estadounidenses deseaba que el filme de Spielberg, que se abre y se cierra con el desplegar de la bandera de las barras y estrellas, fuera el gran vencedor de la 71ª edición de los Oscar. Le seguía muy de lejos, con el 11%, Shakespeare in love.

Escoltado por Martin Scorsese y Robert de Niro, Elia Kazan iba a pisar el escenario del Dorothy Chandler ya muy entrada la madrugada española. Se esperaba una reacción contradictoria, muchos aplausos pero también muchos silencios, a la comparecencia del director de La ley del silencio y también delator de sus ex camaradas comunistas en los años cincuenta ante el comité de McCarthy. Kazan iba a recibir un oscar extraordinario por el conjunto de su obra. Los productores del espectáculo televisivo prometieron anoche que las cámaras reflejarían con honestidad todo tipo de reacciones ante la concesión del premio a Kazan. Spielberg ya anticipó que la suya sería positiva. "El conjunto de la obra de Kazan", dijo, "ha representado una gran influencia para mí y para mis colegas".

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