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Un foro de líderes europeos analiza en Berlín los desafíos de la integración

Pilar Bonet

La Unión Europea ha sido un proyecto de éxito hasta ahora, pero para continuar siéndolo debe afrontar múltiples desafíos, desde la ampliación a los nuevos países del Este a la competencia del euro con el dólar en los mercados internacionales, pasando por la aceptación del inglés como lengua franca de comunicación y la integración de los inmigrantes en una sociedad pluricultural y abierta. Estas cuestiones fueron ayer objeto de un simposio que inauguró el presidente federal de Alemania, Roman Herzog, en su residencia en el castillo Bellevue de Berlín.

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El simposio, que llevaba por título Europa: ¿una cultura de causas compartidas?, fue el primero en su género organizado por el Consejo de Responsabilidades Europeas (Coeur). Esta institución se ha fijado la meta de actuar como una "conferencia continua" y reunir a europeos influyentes de diferentes ámbitos para estimular el debate sobre la cultura común y promover el diálogo entre las instituciones de la Unión Europea (UE), incluido el Consejo de Europa.Esta iniciativa tiene lugar cuando la dinámica de la construcción europea se encuentra estancada en la Agenda 2000, el plan de presupuesto para el periodo 2000-2006, de cuya aprobación depende la ampliación al Este. Alemania desempeñó tradicionalmente el papel de principal abogada de la ampliación de la UE al Este, pero sus vecinos orientales han perdido algunas de las ilusiones que albergaban ante las dificultades burocráticas con las que han topado. Con el traslado de la capital de Bonn a Berlín, las autoridades federales se han propuesto reforzar la atención a los vecinos orientales. El simposio de ayer se inscribía en este contexto. La cultura política europea se apoya en dos pilares, la experiencia constitucional probada por el tiempo de las democracias occidentales y la experiencia revolucionaria aún fresca de los movimientos ciudadanos del Este, según manifestó ayer el presidente Herzog.

Entre los participantes en el foro estaban el presidente de la república checa, Václav Havel, el ministro de Exteriores de Polonia, Bronislaw Geremek, el presidente de la Academia de las Artes de Berlín, el húngaro Gyorgy Konrad, el filósofo francés André Glucksmann, el ex primer ministro de Italia, Romano Prodi, el Consejero delegado del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, y el ex presidente del Parlamento Europeo Klaus Hänsch.

En el debate se perfilaron algunos de los problemas de fondo sobre el papel de Alemania en la Unión Europea, y dificultades a más largo plazo, tales como la forma de tomar las decisiones en el futuro, y la sustitución de las votaciones unánimes por votaciones mayoritarias a la hora de tomar decisiones, para que la UE sea eficaz en el futuro, una vez ampliada.

Los representantes de los tres Estados que el próximo marzo se incorporan a la OTAN (la República Checa, Polonia y Hungría) evidenciaron que en estos países se sigue percibiendo la existencia de barreras con respecto a los más prósperos vecinos de Occidente. Havel se refirió a una "barrera psicológica" y a una necesidad de ponerse a una altura que, a veces, resulta "exagerada". Geremek, por su parte, insistió en que Europa necesita al Este y señaló que a veces se pregunta "si la ampliación será posible" y si la UE está realmente preparada para ella. El ministro de Exteriores polaco dijo que para que Europa asuma una identidad propia necesita adquirir una "memoria colectiva" que no sea una composición políticamente correcta, sino un ejercicio de responsabilidad. Konrad, por su parte, advirtió de que "si la unión no es una operación de progreso, se volverá hacia dentro y dará lugar a conflictos internos".

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Por su parte, Juan Luis Cebrián analizó el papel de los medios de comunicación y la identidad europea. Los medios de comunicación se han convertido a menudo en expresiones de autoidentificación y autosatisfacción de las sociedades donde han surgido y en ocasiones se han constituido en un sistema de representación de los intereses nacionales, señaló Cebrián. Sin embargo, agregó, "todavía es muy difícil encontrar diarios que expresen abiertamente un sentido de la identidad europea". "El único que puede aspirar a hacerlo, con alguna posibilidad de éxito, debido a su vocación global, es paradójicamente un periódico americano: The International Herald Tribune", que se publica en inglés y en Europa.

Cebrián constató el papel del inglés como "lengua franca" en Europa, cumpliendo hoy la misma función que cumpliera el latín como lengua de cultura en el imperio romano. "Parece obvio que la expansión del inglés como lengua franca es inevitable, no sólo en Europa, sino en todo el mundo, y esto afectará la sensibilidad y los sentimientos de identidad de los europeos". Un ciudadano europeo que aspire a cumplir sus derechos y deberes deberá hablar un mínimo de dos a tres lenguas, aseguró Cebrián. Y afirmó que la mitad de los gastos burocráticos de Bruselas corresponden a los traductores. El Consejero delegado se refirió al proceso de concentración de la propiedad de los medios de comunicación en un número restringido de empresas multinacionales que "a menudo no son lo suficientemente combativas ante los excesos de los poderes locales o nacionales".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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