El procedimiento para la identificación genética de los bebés se aplica desde ayer en Andalucía
Blanca María Cano nació el 15 de febrero, a las 15,15 horas, en el Hospital Virgen Macarena de Sevilla. Y ayer, a las 12,15, cuando, junto su madre, recibió el alta médica para irse a su casa, se convirtió en la primera persona andaluza que deja una muestra de sangre en el hospital al nacer. Sólo en el caso de que alguien plantease una duda sobre esta relación materno filial estaría autorizado el hospital a realizar la prueba del ADN. Mientras tanto, y por espacio de un año, la muestra de sangre de madre e hijo permanecerá archivada en un lugar seguro; luego se destruirá.
Se acabaron las dudas sobre el parentesco entre la madre y el recién nacido. A partir de ahora, cuando las madres andaluzas emprendan el camino de regreso a su casa, después de dar a luz, lo harán con la absoluta certeza de que el bebé que llevan en brazos es su hijo. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) acaba de poner en marcha, en los 29 hospitales de su competencia que tienen servicio materno infantil, un método infalible que, si fuese necesario, sacaría de dudas a las madre mediante el análisis genético de la muestra sanguínea tomada de ella y del niño. "A mi esta medida me parece bien", dice María José Cordero, madre de Blanca María. "Estoy de acuerdo con todo lo que suponga un avance en la identificación de los recién nacidos", añade. Ni María José ni Gabriel, su marido, dudan del buen uso que el hospital hará de las muestras de sangre tomadas. Por eso María José, después de haber sido informada, ha firmado un documento autorizando la toma de la muestra. El Programa de Identificación Genética Materno Infantil (Praimi) pretende que la madre tenga la certeza absoluta de que el recién nacido es su hijo. Las dos gotas de sangre recogidas, por partida doble, (en el caso del bebé se tomará la muestra del cordón umbilical), quedarán depositadas en un soporte de papel especial, denominado FTA, en el que se fija el ADN de la madre e hijo para su posterior análisis y comparación, si fuese necesario. "La confidencialidad de las muestras tomadas está garantizada por la ley", dice Javier Rotllán, jefe del Servicio de Protocolos y Procedimientos Asistenciales del SAS. Un año es el plazo establecido para conservar el sobre con las muestras. Al cabo de ese tiempo, si no han sido utilizadas, se destruyen. "En ningún caso", insiste Rotllán, "se permitirán otro tipo de pruebas genéticas, que no sean las de maternidad" El nuevo procedimiento de identificación del recién nacido implantado por el SAS, tiene soportes suficientes, sin tener que recurrir a la prueba genética, que "hacen prácticamente imposible", explica Rotllán, "que un bebé se le pierda a su madre". De hecho, en los últimos veinte años no se ha dado un sólo caso de este tipo en Andalucía. A partir de ahora se suprime la toma de huellas dactilares, y a los recién nacidos se les colocan dos pulseras (en tobillo y muñeca) que llevan la misma etiqueta identificativa, con código de barras incluido, que la que porta la madre. Asimismo, el partograma y la tarjeta de identificación del recién nacido estarán identificadas también con el mismo código de barras. Esto servirá para, en el momento del alta, cotejar que madre e hijo se corresponden. El País Vasco, el primero Por el momento, sólo Andalucía y el País Vasco han implantado el método de identificación genética de los recién nacidos. El Servicio Vasco de Salud (SVS) informa que la muestra de sangre sólo la toman del cordón umbilical del niño; en ningún caso de la madre. Si piden consentimiento materno y guardan la muestra tres años. En ningún caso, dicen en el SVS, se hará de la muestra tomada un estudio del ADN. Su uso, si fuese necesario, sería para "comprobar" que el niño que nació en el parto en cuestión es el que se está cuestionando. El sistema, que hace un año que se implantó, se aplica ya en todos los hospitales vascos. Las negativas, aseguran en el SVS, han sido mínimas. En Andalucía comenzó a aplicarse ayer en el Hospital Virgen Macarena. Y según María Teresa Moreno, subdirectora de enfermería del área hospitalaria, "el procedimiento ha sido muy bien acogido; tanto por las madres, como por los profesionales". El material empleado (fichas, etiquetas, etc.) es de fabricación nacional y el precio calculado por el SAS para su aplicación es de 100 pesetas por cada niño nacido. En total, el SAS se gastará al año 7 millones de pesetas para atender a los 70.000 nuevos nacimientos que se, calcula, habrá en 1999.
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