_
_
_
_

Dos meses y medio de vértigo biológico

La actual agitación acerca de la clonación de células humanas arranca de un experimento presentado el pasado 6 de noviembre por James Thomson y su equipo de la universidad de Wisconsin (Madison, EE UU). Thomson no utilizó la clonación, pero mostró que era posible obtener, a partir de embriones humanos de pocos días, cultivos de células madre que luego pueden diferenciarse para producir cualquier tipo de tejido adulto.Como esos tejidos pueden usarse para trasplantes, resultó inmediatamente evidente que combinar esa técnica con la clonación humana sería la mejor forma de evitar el problema del rechazo. El instituto Roslin de Edimburgo, creador de la oveja clónica Dolly, ha entablado contactos con universidades y empresas de biotecnología estadounidenses para desarrollar ese proyecto conjunto.

La idea es tomar una célula de un adulto, extraerle el núcleo (que contiene toda la información genética) e introducirlo en un óvulo al que previamente se ha extraído su núcleo. El óvulo empieza a desarrollarse y produce un embrión humano clónico, es decir, genéticamente idéntico al adulto de partida. Luego se empalma con la técnica de Wisconsin: el embrión clónico se destruye para obtener de él los cultivos de células madre y diferentes tejidos.

Y el problema es que, si los embriones así generados se implantaran en una mujer, podría nacer un niño clónico, una posibilidad que suscita por el momento un considerable rechazo social.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_