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GUIÑOS

Calor cubano

Este fin de año Bilbao cierra el centenario de la independencia cubana con dos exposiciones fotográficas sobre este cálido país. La primera de ellas se ha titulado Cuba y su revolución. Está en el local de La Taberna de los Mundos y sus autores, casi olvidados, recuerdan con aplauso aspectos destacados de la revolución encabezada por Fidel Castro hace ya 40 años. La segunda, animada por la asociación Euskadi-Cuba, se exhibe en el Centro Cívico de la Bolsa, en el Casco Viejo bilbaíno. Un trabajo realizado por José Alberto Ubierna (Bilbao, 1955) que destila cariño y compromiso solidario con el pueblo caribeño. Son imágenes actuales recogidas en una sencilla publicación que van acompañadas por textos de Mar Gómez. Si las que se tomaron en los años cincuenta ilustran los avatares de unos guerrilleros en las selvas tropicales, las de ahora nos enseñan aspectos de la vida cotidiana de un pueblo orgulloso que lucha por su dignidad. El fotógrafo y la escritora vienen colaborando en proyectos comunes desde 1995. La complementariedad en los trabajos que han realizado resulta cuando menos original. Primero hicieron Algunas miradas, una visión sobre los indígenas de los países no industrializados. Luego conjugaron criterios sobre distintos lugares del mundo que titularon Retazos de aquí y de allá. Ahora es 100% cubano, una serie de paisajes humanos de la isla, algo que se ha convertido en una exposición itinerante que después de Bilbao llegará a la Biblioteca Nacional en La Habana y al Ateneo Cultural de Santiago de Cuba. Cada una de las fotos es una verdadera metáfora que puede descubrir a la imaginación una cadena de vivencias ocultas que aparentemente no se contemplan. Son composiciones sencillas, sin recovecos, hechas con la intención de quien recorre un país para conocerlo. No resulta un reportaje preconcebido, no hay una idea concreta, son numerosas las ventanas que se abren y dejan en el aire respuestas cargadas de interrogantes. Sin ofrecer conclusión, son impresiones que el autor traslada a un tercero para que intente resolver. Los textos que acompañan las tomas adquieren aire poético para descubrir aquello que la cámara no alcanza. Deshilvanan situaciones para hacerlas más explicitas. Nos dan claves para disfrutar de los aromas de una fiesta popular. Destapan el entusiasmo de un domingo festivo y los sones musicales que aparecen por doquier. Delatan el ritmo de los paseantes y los suspiros de la esperanza. Dibujan las estelas de los machetes en la zafra y realzan los contrastes del verde en los manglares de Cayo Coco. El recorrido gráfico parece no tener orden. El vendedor ambulante precede a la parada del autobús donde hay quien oculta su cara a la cámara. La inevitable presencia de un viejo Chevrolet descatalogado deja ver desde su interior los muelles del puerto. En las calles se juega al ajedrez. Un mulato sonríe con su torso desnudo. El bohío junto a la carretera da la espalda al mar. La cámara hace color como B/N de manera indistinta. El Malecón en su vista nocturna queda encogido por el batir de las olas. La vendedora de cocos indolente se contrapone a la sonrisa forzada de la exuberante bailarina del Tropicana. El escolar escribe junto al carro de combate y el barrendero observa los ejercicios gimnásticos de las niñas. Madre e hija observan desde el exterior la oferta de un restaurante con expresión de curiosidad y asombro. La complicidad de la mirada entre un hombre y una mujer, alrededor de la mesa cuadrada de un bar, se ve presidida por una cita del poeta José Marti que remite a una situación de misterio, audacia, grandeza y maravilla. El libro catálogo se cierra con la imagen de una valla publicitaria que dice Tenemos confianza en nuestras ideas pero no las define, mantiene la incertidumbre de saber cuáles son. Las fotos que hoy nos enseña Jose Alberto Ubierna desconciertan. Son piezas revueltas de un gran puzzle que no parecen tener sentido y plantean la duda del resultado final.

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