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Los ministros socialistas tratan de concretar el 'giro' económico europeo

Xavier Vidal-Folch

Los ministros socialistas de Economía de la Unión Europea (UE) trataban anoche de concretar en qué medidas tangibles debe plasmarse el "giro" de la política económica europea que los primeros ministros bendijeron en su reciente cumbre de Pörtschach. Hay unanimidad en la idea de reforzar el objetivo del crecimiento y el empleo y en el de completar el "polo monetario" de la Unión con un "polo económico", sin abandonar la austeridad presupuestaria ni deteriorar la independencia del Banco Central Europeo. Pero las fórmulas para lograr los nuevos objetivos están todavía verdes.

Los ecofines socialistas vienen reuniéndose la vigilia del Ecofin (Consejo de ministros de Economía y Finanzas) desde marzo de 1996, junto con los portavoces económicos de su ideología que (como Pedro Solbes) están en la oposición. Pero nunca hasta ahora esos encuentros informales habían despertado tanta expectación.Y es que se han producido cuatro fenómenos nuevos. Primero, la cumbre de Pörtschach dio, los pasados 24 y 25 de octubre a impulsos de la ahora aplastante mayoría socialista entre los Quince, el pistoletazo de salida a la búsqueda de una nueva política económica europea, que sin abandonar el rigor presupuestario, enfatice más el crecimiento económico y el empleo.

Segundo, se ha fraguado ya un nuevo liderazgo, sobre el eje del ministro alemán de apellido francés, Oskar Lafontaine, y su colega francés de apellido germano, Dominique Strauss-Kahn. "Han llegado a una gran complicidad, hablan francés entre ellos, se apoyan", explica un alto diplomático y amigo de ambos, para quien "el verdadero director de orquesta es Strauss-Kahn, pues sus colegas le consideran más ortodoxo y le otorgan más credibilidad".

Ambos han llegado a una conclusión clara, que constituye el tercer factor de interés de este encuentro: "Debemos establecer y desarrollar con detalle una política económica europea, porque de lo contrario, la única será la crítica al Banco Central Europeo (BCE) y el enfrentamiento con él", lo que deterioraría los avances conseguidos hasta ahora, y la propia confianza en el euro, han confesado en reuniones privadas.

Entre el francés y el alemán, el británico Gordon Brown pretende dar más protagonismo a este Ecofin-tres (el socialista, el oficial de los Quince, y el Grupo Euro-11 o Ecofin de los países integrados en el euro) para compensar el aislamiento en que le sume la ausencia del Reino Unido en el club de la unión monetaria, y a través de este foro, incrementar su influencia lo que no ha dejado de suscitar los recelos de París.

Cuarto factor de expectativa: en esta ocasión, los ecofines socialistas han hecho público el documento de trabajo sobre el que intentarán realizar algunas concreciones. El presidente de turno, Rudolf Edlinger, no ofreció en la tarde de ayer -al inicio del encuentro- muchos detalles, remitiéndose al desarrollo de la reunión.

Las principales propuestas del texto, llamado La nueva vía europea: la reforma económica en el marco de la unión monetaria, son las siguientes:

Política presupuestaria. Apoyo al Pacto de Estabilidad, pero abriendo la posibilidad de flexibilizarlo. El texto defiende "el compromiso con la disciplina fiscal sostenida, aunque asegurando el necesario grado de flexibilidad presupuestaria en el caso de coyunturas recesivas o choques económicos adversos". Mantener el Pacto de Estabilidad es "vital" y "la mayoría de países europeos debe ser más exigente con sus déficit presupuestarios", pero "al mismo tiempo, sensible a los desarrollos sociales".

Política salarial. "Compromiso de incremento de los ingresos (salariales) disponibles de forma que sea compatible con la estabilidad de precios". Los aumentos deben orientarse "hacia el crecimiento de la productividad".

Coordinación de las políticas económicas y énfasis en el empleo. "Reforzar" la "coordinación y cooperación", tanto general como de la política de competencia, laboral, formación de la fuerza de trabajo. Medidas a favor de la "empleabilidad" de la fuerza de trabajo; apoyo a la política de cohesión; propuesta de desarrollar el capital-riesgo y las vocaciones empresariales; nueva apuesta por las infrastructuras. En este último capítulo, se destaca que "la inversión pública en infraestructura y en los servicios públicos es vital para la prosperidad futura de nuestra sociedad". Ahora bien: "debemos encontrar otros medios para financiar la infrastructura que se necesita".

Política monetaria. "El BCE debe dirigir una política monetaria para el área del euro que persiga el objetivo de la estabilidad de precios teniendo en cuenta el crecimiento y el empleo; dicha política debe generar credibilidad, certidumbre y debe ser predecible". EL BCE debe practicar la "apertura y la transparencia" y debe establecerse un "diálogo" y una "mejor coordinación" entre la política monetaria y las restantes políticas económicas.

El asunto más complicado es cómo poner en práctica una política de inversiones en infraestructuras que sea muy visible y al mismo tiempo no sea contradictoria con el objetivo de control del déficit. La tesis francesa de recurrir a la emisión de deuda pública comunitaria o a un eurocrédito gana terreno, pero halla fuertes recelos, sobre todo en Londres. Las conclusiones de la reunión de hoy pasarán a la agenda de la reunión que mañana mantiene el Grupo Euro-11 (los ecofines del euro) y quizá también al Ecofin de los Quince. Este tiene un asunto peliagudo en el orden del día. A saber, la propuesta de que se "estabilicen" los gastos comunitarios en volumen en el período presupuestario 2.000-2.006 -una reducción en términos porcentuales sobre el PNB, pues éste crecerá-, lo que supone una marcha atrás sobre el proyecto de la Agenda 2.000. Apoyan la idea ocho países, entre ellos los contribuyentes netos, con el entusiasmo de Francia. Y a lo que se oponen España, los países del Sur y algún otro.

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