América Central pide la condonación de la deuda para superar el desastre
El desastre ha estrechado los lazos que unen a los centroamericanos. Así lo pretenden demostrar los presidentes de la región, quienes se reúnen hoy en San Salvador para solicitar a la comunidad internacional, entre otras cosas, la condonación de la deuda externa de Honduras y Nicaragua. España, mientras, se ha ofrecido a mediar para que sus socios de la Unión Europea renuncien a los más de 2.000 millones de dólares que les debe Centroamérica, según declaró a su llegada a San Salvador el secretario general de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI), Luis Espinosa.
Espinosa dijo anoche en San Salvador que España planteará a la Unión Europea (UE), que se ha convertido ya en la primera fuente de cooperación no reembolsable de América Central, la posibilidad de condonar la deuda, o al menos de reducirla, informa Efe.En total (incluida la deuda con la UE), Nicaragua debe 6.500 millones de dólares y Honduras, 4.000 millones de dólares. Ambos países destinan cada año el 40% de su presupuesto nacional a satisfacer esta deuda. Entre los dos países suman pérdidas tras el desastre del huracán Mitch que superan ya los 3.000 millones de dólares y expertos del Banco Mundial calculan que en la región se ha retrocedido casi 20 años en infraestructuras.
De la reunión de hoy se espera que los presidentes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica presenten ante la comunidad internacional su lista de necesidades para afrontar la dramática situación que vive Centroamérica y evitar que el impacto del huracán Mitch destruya los planes de desarrollo de la región.
División en Nicaragua
Y mientras los países de la región se unen, la división crece entre los políticos nicaragüenses a la espera de los resultados de la reunión de hoy en San Salvador. La jornada de ayer se convirtió en Nicaragua en una especie de domingo electoral. Mientras el presidente, Arnoldo Alemán, se acercaba al municipio de Sébaco para observar los trabajos de reconstrucción de un puente vital para la comunicación con el noreste del país, el líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Daniel Ortega, pedía en Posoltega, el municipio ya famoso por los 2.000 muertos del volcán Casitas, la dimisión de Alemán a la presidencia de Nicaragua en favor del jefe de la Iglesia católica, el cardenal Miguel Obando. Así respondía Ortega al nombramiento, por parte del Gobierno, de la Iglesia católica como representante del Gobierno en los municipios afectados con alcaldes sandinistas.Mientras, la situación en algunas zonas del país sigue siendo crítica. Alemán declaró que los muertos y desaparecidos superan los 11.000. Ayer mismo, 720 indios miskitos esperaban ser rescatados por un helicóptero británico en Siksayari, un municipio de la región atlántica. No son los únicos. "En Río Coco Abajo se vive un drama que desconocemos. Casi 1.200 personas se mantienen sobre los árboles, pero ya no aguantan más". Este testimonio llegó el sábado tras un vuelo del Ejército por la Costa Atlántica de Nicaragua. En esta zona del país se habla además de 50.000 damnificados que todavía no han recibido ningún tipo de ayuda y que llevan más de diez días sin comer. Nadie se atreve a aventurar el número de muertos porque, simplemente, "no es posible", según el Comité regional de Emergencia.
En esta zona, donde persisten lluvias de mediana intensidad, se desbordó el pasado viernes el río Grande y arrastró a diez personas que se encontraban en un refugio cerca de su desembocadura. Según el Centro de Derechos Humanos, Ciudadanos y Autonómicos (CEDEHCA) con sede en la ciudad de Bluefields, en todo el Atlántico existen más de 100 comunidades afectadas. El riesgo de epidemias se dispara en esta zona puesto que, ya antes de las inundaciones, existía un brote de cólera y otro de varicela.
La Costa Atlántica ha sido la zona más afectada por los huracanes que en este siglo se han abatido sobre Nicaragua. En esta región, poblada por indígenas miskitos, ramas y sumos, y por población negra de influencia anglófona, que vive en la actualidad uno de los conflictos armados más desconocidos de América Latina, quedan provisiones para apenas 15 días y no hay ni harina, ni leche, ni verduras.
El viernes, Brooklin Rivera, dirigente de Yatama, uno de los grupos armados que operan en la zona, hizo un llamamiento de urgencia para que "nadie se olvide de la Costa Atlántica".
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