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El sector vitivinícola exige que la reforma del mercado equipare fiscalmente los vinos generosos a los de mesa

Equiparar fiscalmente los vinos olorosos, secos o dulces, a los de mesa e incluir estos productos con sus correspondientes valores analíticos en la clasificación comunitaria para evitar el fraude. Esas son las dos principales exigencias que el sector vitivinícola andaluz, en consenso con el resto de las comunidades autónomas, elevará al Ministerio de Agricultura para que se incluyan en el actual borrador de reforma de la Organización Común del Mercado (OCM). Así lo acordaron ayer los representantes de las diferentes denominaciones de origen mediterráneas en la clausura de unas jornadas para estudiar el borrador que será discutido por el Parlamento Europeo a finales de año y aprobado por la Comisión en junio de 1999. "La OCM -que estará en vigor en el periodo 2000-2006- no es sensible a la presencia de nuestros vinos en la Comunidad Europea", aseguró José Manuel Moreno, secretario del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Málaga. Y no lo es primero porque los vinos generosos -que dentro de la Unión son producidos en un 80% por España y Portugal- son considerados fiscalmente como productos intermedios entre los agrícolas y los industriales lo que les supone unas 74 pesetas de impuestos por litro más que a otros vinos como los de mesa o los espumosos. Y, segundo, porque su variedad no aparece reconocida en la clasificación comunitaria del actual borrador. "Estamos en unas condiciones de elaboración muy complicadas que tiene producción mucho más pequeña que el resto de los vinos pero se nos imponen unas condiciones fiscales mucho más duras", aseguró Moreno. Máxime aún, si se tiene en cuenta que los vinos chaptalizados (los que se producen en el norte de Europa y que logran una mayor gradación alcohólica añadiendo sacarosa y no alcohol como españoles) no están sometidos al peso fiscal de los dulces y secos. "Estamos sometidos a una producción agraria y se nos pretende aplicar normativas de productos industriales", manifestó el secretario. Valores analíticos Moreno defendió la inclusión de estos vinos en la clasificación comunitaria y su definición según los valores analíticos "que responden a la esencia misma del producto". El sector vinatero pretende evitar de esta manera el intrusismo de otros productos vinícolas que se puedan querer abogar de una marca sin responder a las características ni al modo tradicional de producción. El sector abogó también por que la OCM recoja el papel en la viña en la conservación del medio ambiente, tal como su importancia para evitar la erosión y desertización del terreno. Esto supondría "una compensación económica para el agricultor que le permitiría mantener su forma de vida". Y es que el actual borrador de la reforma sólo recoge ayudas comunitarias para renovar los viñedos por unos de mayor calidad. "Queremos que las ayudas comunitarias para la reestructuración del sector no tengan como fin exclusivo el equilibrio entre la oferta y la demanda", aseguró Moreno.

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