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CRISIS FINANCIERA MUNDIAL

Bruselas reduce del 3% al 2,4% la previsión de crecimiento de la Unión Europea para 1999

Xavier Vidal-Folch

Europa va bien, pero bastante menos de lo previsto hace algún tiempo, según las previsiones de otoño publicadas ayer por la Comisión. Las crisis en Asia, Rusia y América Latina, la depreciación del dólar y las pertubaciones bursátiles mermarán notablemente el crecimiento de 1999, año en el que la economía de la UE aumentará el 2,4%, seis décimas menos (un 20%) de lo previsto en primavera, cuando las había rebajado una. Este año sólo reduce una décima, al 2,9%. España sale bien librada, salvo en inflación, con una rebaja del 3,7% al 3,6% de aumento, el mejor país tras Irlanda y Luxemburgo.

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"Europa no está aislada de los acontecimientos exteriores, las perturbaciones le afectan", reconoció al fin, ante el Parlamento Europeo, el comisario de Asuntos Monetarios, Yves-Thibault de Silguy, presentando las previsiones más esperadas -en el capítulo de crecimiento, para cerciorarse del impacto exacto de la crisis mundial- de los últimos años. Cuatro factores externos inciden en la UE, destacó De Silguy. Primero, la desaceleración del crecimiento mundial, que ha pasado del 4,1% en 1997 al 2% este año, y del comercio internacional, que, tras crecer al 9,6% el año pasado, se moderará al 4,7% en 1998. Segundo, la depreciación del dólar un 10% durante los últimos tres meses perjudica la competitividad de los exportadores europeos, pero también asiáticos y latinoamericanos, y flexiona más a la baja la demanda externa.

Tercero, las perturbaciones en los mercados financieros "han podido afectar a la confianza" de los inversores en Bolsa, aunque el peso de los inversores familiares es inferior en Europa (entre el 5% y el 10% del patrimonio) al de EEUU (del 25% al 30%). Y cuarto, único elemento positivo, el descenso del precio de las materias primas en una media del 10% (que asciende al 30% en petróleo) en sólo un año, acompañado de un "desvío hacia la calidad", que ha permitido reducir los tipos de interés "a su nivel más bajo desde los años sesenta" (4,2% para los Once del euro, frente al 5,8% hace un año).

En suma, la reducción de la demanda externa -aunque el peso de las exportaciones europeas fuera de la UE no alcanza el 10% del PIB comunitario- desde países en recesión (que suponen el 20% del PIB mundial) y en dificultades (otro 10%) ha provocado el renqueo de uno de los motores del crecimiento europeo en 1996 y 1997, el sector exterior.

Pero el impacto en el crecimiento no es súbito. En 1998, el PIB de los Quince crecerá al 2,9%, una décima menos de lo esperado hace un año y una más de lo augurado la primavera pasada. La razón es que la demanda interna toma el relevo de la externa. En 1999, el panorama resulta menos halagüeño. El PIB europeo crecerá al 2,4%, frente al 3% previsto en marzo y al 3,1% calculado en octubre de 1997. Una corrección, siete décimas, nada desdeñable.

Junto al mensaje de que Europa es vulnerable a la crisis, Bruselas introdujo el matiz de que es quien mejor la resiste. Las previsiones indican que en 1999 y 2000 la UE crecerá al 2,4% y al 2,8%, frente al 2,1% y el 2,2% de EE UU y el 0,6% y 1,7% de Japón. Esa fortaleza relativa se basa en la escasísima inflación, la moderación salarial, los bajos tipos de interés y los esfuerzos de reducción del déficit. "La situación de Europa se mantiene favorable", concluyó De Silguy.

España sale comparativamente bien parada. Crecerá este año al 3,8% (frente a una media del 2,9%) y al 3,6% en 1999 (el 2,4% de los Quince), es decir, dos décimas menos de lo previsto por el Gobierno en los Presupuestos. Y aumentará en 1998 el ritmo de creación de empleo al 3,2% (frente al 1,2% de promedio), y al 2,% el año próximo (frente al 0,9% del conjunto).

La inflación es el elemento más polémico. Será este año del 2,3% en España, ocho décimas más que los Quince (1,6%) y nueve que los Once (1,5%) y del 2,1% en 1999 (para 1,7% los Quince y 1,6% la zona euro). En el caso español, la previsión para este año es superior al 1,9% previsto por el Banco de España y al 2% del Gobierno.

También Irlanda, Italia y Portugal exhiben tasas de inflación superiores a la media. Por eso la Comisión advierte de que "los descensos de los tipos de interés previstos antes del 1 de enero de 1999 subrayan la necesidad de que se muestren especialmente vigilantes en su política presupuestaria y en que la evolución de los salarios mantenga la compatibilidad con una dosificación sensata de los otros elementos de la política económica". También el saneamiento de las finanzas públicas españolas es inferior al promedio. Pero "la trayectoria española es excelente", subrayó De Silguy, refiriéndose a que el déficit de este año se situará en el 2,1%, 1,6% en 1999 y 1,3% en el 2000. Más aún, porque proviene más del aumento de ingresos que del incremento de impuestos. Y el aumento de ingresos debe mucho al ciclo español, más caliente que el del resto: "Se debe principalmente a un mayor crecimiento" en España que en el conjunto.

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