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La cumbre Netanyahu-Arafat languidece tras el nuevo atentado ocurrido en Israel

Al menos 66 personas resultaron heridas ayer al estallar dos granadas de mano lanzadas contra la estación de autobuses de Beersheva, 150 kilómetros al sur de Tel Aviv. El atentado, atribuido a un palestino que fue detenido de inmediato, tuvo un efecto negativo sobre la cumbre que Benjamín Netanyahu y Yasir Arafat celebran desde el pasado jueves en Wye Plantation para reavivar el proceso de paz: Netanyahu suspendió todo tipo de negociaciones con los palestinos a excepción de las relacionadas con la seguridad de Israel. Aun así, ambos dirigentes condenaron el atentado en un comunicado conjunto, y aseguraron que seguirán trabajando por la paz.

El ataque se produjo pocos minutos antes de las ocho de la mañana, hora local, cuando un numeroso grupo de viajeros, la mitad de ellos soldados de reemplazo, trataba de acceder a un autocar de la línea número 14 que se encontraba aparcado en la estación de autobuses de Beersheva, la capital del desierto del Neguev. Un joven de aspecto árabe, que llevaba colgando del hombro una bolsa, lanzó en aquel momento dos granadas contra los pasajeros, produciéndose de inmediato una doble explosión que alcanzó a numerosas personas e hirió de gravedad a dos de ellas.

"Fue horrible. Vi a un muchacho joven y vestido con ropas anchas que corría y después a la gente cómo le atrapaba y empezaba a pegarle", declaró uno de los testigos del atentado a la radio israelí.

Avigdor Kahalani, ministro de Seguridad Interior israelí, confirmó horas más tarde que el autor del atentado era un joven palestino, residente en la aldea de Taharia, cerca de Hebrón, del que se negó a facilitar el nombre y a comentar si efectivamente se trataba de un militante de la organización integrista Hamás. Este grupo extremista había amenazado en las últimas semanas con cometer atentados terroristas, coincidiendo con la cumbre de Wye Plantation. [La seguridad palestina le identificó más tarde como Salem Rayab al Sarsur, albañil de 29 años, informa Reuters].

El sello de Hamás

"El atentado lleva el sello de la organización Hamás, ya que es similar al acaecido el 30 de septiembre en Hebrón, donde 14 policías de aduanas y 8 civiles palestinos fueron heridos por dos granadas", aseguraba por su parte un portavoz del movimiento de colonos judíos de la región, que en los últimos días está protagonizando movilizaciones en todo el país para tratar de impedir el repliegue del Ejército israelí en Cisjordania, alegando que ello pondría en peligro sus asentamientos. Tras el atentado, la cumbre de Wye Plantation, atascada desde su comienzo mismo, el pasado jueves, estaba ayer al borde del naufragio. Netanyahu suspendió todo tipo de negociaciones con los palestinos, excepto las relacionadas con la seguridad de su país. "La Autoridad Nacional Palestina", declaró, "no está haciendo nada para terminar con los actos terroristas". Yasir Abeb Rabbo, uno de los líderes de la delegación palestina, calificó de "chantaje barato" esa actitud.

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Los mediadores norteamericanos intentaron calmar a las partes. Clinton volvió en la tarde de ayer a Wye Plantation para intentar reanimar una cumbre moribunda y consiguió reunir a Netanyahu y Arafat en su primer cara a cara desde el jueves. El atentado, declaró el presidente de EEUU antes de tomar el helicóptero, es "un factor que lo complica todo". "La desconfianza mutua", confesó, "es profunda".

"Si los palestinos no cumplen sus compromisos en materia de seguridad, es imposible que haya acuerdo", declaró Netanyahu. En realidad, antes del atentado, el principal motivo de bloqueo de las conversaciones era la insistencia israelí en convertir su seguridad en el principal asunto de las negociaciones de Wye Plantation.

El rey Hussein de Jordania, hospitalizado en Minnesota para ser tratado de cáncer, viajó ayer a Washington para reforzar, si era preciso, la mediación norteamericana. El ambiente era tan pesimista que EEUU se conformaba con el más mínimo acuerdo.

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