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Recelo en Portugal por el protagonismo español en el Nobel de Saramago

Lisboa rinde homenaje al escritor

Seis días después de recibir el Premio Nobel de Literatura, el escritor portugués José Saramago llegó ayer a Lisboa para recibir el homenaje de sus compatriotas. Su llegada no ha estado exenta de una cierta polémica por el hecho de que festejara en España, antes que en Portugal, el premio más importante del mundo, por primera vez concedido a un autor en lengua portuguesa. Tras insistir en que "no es un exiliado en España", Saramago -afincado en Lanzarote desde hace años- explicó nada más llegar al aeropuerto: "No me puedo olvidar de Portugal, porque sería olvidarme de mi propia sangre. Cuando me preguntan si aceptaría regresar sin rencor ni amargura, sólo puedo decir: rencor ninguno; amargura, alguna, pero hoy no es el día para hablar de eso".

El primer Nobel en lengua portuguesa fue recibido en el aeropuerto de Lisboa por el primer ministro, António Guterres, quien le dio la bienvenida y la primera felicitación por el premio. En su primer mensaje en tierras portuguesas, Saramago explicó: "Yo nunca salí de Portugal; soy de mi tierra y de mi cultura, lo que me impide dejar de ser quien soy". De esta forma, el escritor quiso zanjar los recelos por su retraso y el protagonismo de España tras la concesión del Nobel, recogidos en algunos medios portugueses que han hablado incluso de una supuesta "apropiación" española del premio. Saramago explicaba recientemente que España le ha tratado "con una gran generosidad". "Me gustaría que una cosa así le ocurriera a un escritor español en Portugal. Que se sintiese como yo me siento en España".La hipersensibilidad portuguesa en este caso se ha dejado sentir incluso en la televisión pública estatal. Ante la sorpresa del auténtico protagonista del Nobel, el conductor de un noticiario de la RTP le llegó a preguntar si pronunciaría en portugués su discurso ante la Academia sueca. José Saramago explicó entonces que a nadie se le ocurriría hablar en un idioma que no fuera el suyo. Sería algo impensable. El autor de Memorial del convento aclaró que su salida de Portugal fue motivada por un "acto de censura" del anterior Gobierno conservador, que impidió la candidatura de El Evangelio según Jesucristo al Premio Europeo de Literatura. "Fue un acto de persecución y censura política inaceptable por parte de un Gobierno supuestamente democrático".

Un emigrante

Tras su rueda de prensa en Madrid, el diario lisboeta Público titulaba: "Assim vai "el nuestro" Nobel". La crónica explicaba que Saramago tuvo que "subrayar a los periodistas de España que no es un exiliado sino un emigrante más; de los que pagan impuestos" y añadía que el frenesí de las primeras 24 horas del laureado fue pasado en castellano. Con los españoles oyendo "el nuestro Nobel".Por su parte, el Diário de Notícias encabezaba así una entrevista con Saramago: "Yo soy de la lengua que hablo. Los españoles no quieren apropiarse de mí. Lo que tiene España conmigo es una gran generosidad". En dicha entrevista, el autor de Todos los nombres zanjaba el asunto con rotundidad: "Los españoles no quieren apropiarse de mí, porque eso nadie lo puede hacer. Yo soy de donde soy. Soy de donde nací, soy de la tierra que me crió, soy de la lengua que hablo, soy de la historia que mi país tiene, con las cualidades y los defectos que tenemos; soy de los sueños y las ilusiones que son nuestros, lo fueron y lo van a ser. Lo que ha tenido conmigo España es una gran generosidad. Me recibieron como si fuera uno de ellos. Y me gustaría que algo similar le ocurriese a un escritor español en Portugal. Que se sintiese en Portugal como yo me siento en España. Tengo la suerte de tener una especie de país mío, aumentado. Que se ha prolongado hasta la isla de Lanzarote".

El primer Nobel en portugués fue recibido ayer en Lisboa en olor de multitudes. El Ayuntamiento de Lisboa le ofreció ayer su primer homenaje con la entrega de las llaves de la ciudad y hoy recibirá otro con todas las autoridades políticas a la cabeza. El escritor acabará sus días de fiesta en Portugal con su participación el próximo fin de semana en el Encuentro de las Literaturas Iberoamericanas, organizado dentro del ámbito de la cumbre política que se reúne en la ciudad de Oporto.

Por otro lado, algunos intelectuales y colegas del premiado se pronunciaron ayer sobre el regreso del escritor a Lisboa. La escritora Agustina Bessa-Lluís no quería adelantar su opinión hasta el encuentro del próximo fin de semana en Oporto, pero avanzaba: "Me gustaría que [su regreso] fuese definitivo, tal y como quieren todos sus conciudadanos de buena voluntad. Éste es el deseo de quien estima a Saramago y le gustaría verle como un ciudadano portugués y no como un ciudadano repartido".

Lídia Jorge opinaba así: "José Saramago nunca salió. No estoy de acuerdo con la idea de la expatriación, como él mismo subraya. Regresa como regresa muchas veces, ahora de forma diferente porque acumula un gran honor. Pero creo que él nunca salió de Portugal verdaderamente".

En el colmo de la soberana estupidez, el ex subsecretario de Estado de Cultura que bloqueó la candidatura de Saramago al Premio Europeo de Literatura y provocó su salida de Portugal, António Sousa Lara, ha repetido estos días en diversos medios de comunicación que no se arrepentía de su decisión: "Estoy con la consciencia tranquila y volvería a hacer lo mismo, pues no se trata de discutir la estética de su obra sino de defender unas convicciones". En un paso más hacia la sandez completa e incalificable, Sousa Lara explica que no le gustaría pasar a la historia como el político que provocó el exilio del único Nobel portugués vivo, pero "si tiene que ser así, tampoco me afectará mucho. Encaro su victoria con fair-play, pero no me veo obligado a pedirle disculpas".

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