Incienso para el alcalde de Granada
Un clamor de campanas y el sonido grave del órgano enmarcaron la noche del lunes la admonición del arzobispo de Granada, Antonio Cañizares, contra la ampliación de los casos legales de aborto. "Venimos a orar", leyó con solemnidad el prelado, "por la expiación del pecado del aborto y para que Dios mueva los corazones de los que promueven una cultura de la muerte". Un millar de personas abarrotó la basílica de la Virgen de las Angustias y pidió la intercesión divina en el Congreso para que los diputados no aprueben el día 22 las proposiciones de ley presentadas por los partidos de izquierda. Entre los asistentes se encontraba el alcalde de Granada y senador del Partido Popular, Gabriel Díaz Berbel, que, aunque ocupó, junto a varios concejales, un escaño preferente en el lado de la Epístola, explicó que participó en el oficio no como político, sino por convicción personal.El arzobispo de Granada y Gabriel Díaz Berbel se cruzaron en el altar mayor de la basílica entre una nube tenue de incienso que había extendido el hermano turiferario después de cantar un himno pío en latín.
Un colaborador del alcalde insistió en que tanto Díaz Berbel como los concejales que lo acompañaban -entre ellos el de Juventud, Eduardo del Moral, y el de Medio Ambiente, Joaquín Abras- acudieron espontáneamente y con idea de mezclarse entre los fieles, y que fue un eclesiástico quien los invitó a subir al altar a seguir la ceremonia. El guardaespaldas del alcalde vigiló desde una capilla.
Díaz Berbel, que acudió en compañía de su esposa, también lo aclaró al final del oficio: "Soy favorable al divorcio, lo prefiero antes que una mala convivencia, pero esto es otra cosa.Nadie en el PP va a votar los nuevos supuestos del aborto". En ese momento un joven espigado, con barba creciente, gritó: "¡Doble moral, doble moral!". Y desapareció.
La vigilia comenzó minutos después de las diez de la noche. A la entrada del templo se había apostado un grupo de personas que repartía pasquines, invitaba a firmar un manifiesto y vendía libros antiboartistas con la imagen de un bebé en la portada.
Entre los asistentes abundaban las personas maduras, aunque también había familias enteras y adolescentes ataviados con camisetas y tejanos. Los acólitos repartieron entre los fieles el complejo guión de la vigilia. Se fueron sucediendo los cánticos, la lectura de los salmos, las solicitudes de perdón para quienes "están cometiendo la mayor atrocidad de la historia".
Al cabo de una hora, el arzobispo llamó al silencio, lo que sirvió para que muchos asistentes usaran como abanico el guión de la ceremonia. Luego se renovaron las plegarias: "Dentro de unos días van a debatirse en el Parlamento español tres proposiciones de ley que amplían los supuestos legales de aborto. Para que no se apruebe este proyecto, que atenta contra los más pobres e indefensos de nuestra sociedad y contra la ley de Dios... ¡Oh Señor, escucha y ten piedad", respondió el auditorio.
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