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La oposición argentina investiga al Gobierno de Menem por corrupción

Erradicar la corrupción. Ésta es la bandera que está dispuesta a enarbolar la alianza opositora argentina en el tramo final del segundo y último mandato del presidente, Carlos Menem, y con la mirada en las elecciones de diciembre de 1999. El primer paso ha sido la presentación esta última semana del Centro de Investigación de la Corrupción, que dirigirá el antiguo juez y actual diputado y profesor universitario Eugenio Raúl Zaffaroni.

Su mero enunciado ha provocado una airada reacción en las filas gubernamentales, con Menem a la cabeza, quien comparó las prácticas de la oposición con las de la última dictadura militar. Carlos Corach, ministro del Interior y fiel escudero del presidente, calificó de "gorilistas" a quienes promueven la investigación de la corrupción."Creo que se han puesto demasiado nerviosos", dice Zaffaroni al comentar "la reacción totalmente desmedida" del Gobierno. "Nunca hemos dicho que vamos a investigar responsabilidades penales ni que vamos a perseguir a nadie en concreto. El objetivo del centro es investigar la corrupción como fenómeno". Al frente de un equipo de 10 personas, el ex juez, de 57 años, ha puesto sobre la mesa una docena de casos de corrupción documentados y registrados durante la etapa menemista "ante una inoperancia total del Estado". Hay datos precisos de muchos más, pero los 12 elegidos son los más sobresalientes y los que más espacio han ocupado en los medios de comunicación. Detrás de cada caso hay nombres y apellidos de ministros y altos cargos de la Administración, todos ellos bajo sospecha.

"Las cifras de dinero implicadas son muy elevadas, casi todos estos casos afectan a las aduanas o a la Dirección General Impositiva (DGI), es decir, al mecanismo aduanero o al de recaudación fiscal, que son los dos agujeros negros en Argentina", explica Zaffaroni.

La envergadura de los escándalos en cuestión no puede explicarse sin una gran dosis de descontrol por parte del Estado. No estamos ante pequeñas "coimas" (sobornos) a funcionarios de los que ningún Gobierno está exento, sino de sacar ilegalmente del país 6.500 toneladas de cañones, por ejemplo, exportados por empresas fantasma. Nadie se dio cuenta de que este arsenal no fue transportado a Venezuela, destino oficial de la operación, sino a Croacia, país en guerra sobre el que pesaba un embargo militar por parte de Naciones Unidas. Ni de que otra partida de fusiles de asalto acabó en manos de los militares ecuatorianos, en plena guerra con Perú, cuando Argentina es uno de los países garantes en el conflicto fronterizo entre los dos países andinos.

"Si tomamos el caso del grupo empresarial de Emir Yoma , pasa lo mismo", señala Zaffaroni. Desde 1989 al año pasado, el grupo multiplicó por 30 su volumen de exportaciones. Cuanto más vendía, más perdía. Pese a ello recibió sucesivos préstamos de tres bancos oficiales (Banco Nación, Banco de la Provincia y el Banco Ciudad), hasta un volumen de créditos de 200 millones de dólares".

Casos emblemáticos

Otro caso, el IBM-Banco Nación, en el que se pagaron 31 millones de dólares en coimas por la firma de contratos informáticos con la multinacional estadounidense, ha salpicado, entre otros, a Alberto Kohan, secretario general de la Presidencia.Las inversiones en Anillaco, localidad natal de Menem, donde el presidente ordenó la construcción de un aeropuerto, es otro de los "casos emblemáticos" en el punto de mira de la oposición. El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó en mayo un documento sobre la corrupción en el mundo en el que mencionaba, sin citar el nombre, a un presidente que hizo construir un aeródromo en su tierra de nacimiento.

"Que presenten las pruebas ante la justicia" es la consigna del Gobierno. "Hoy con el sistema penal argentino no se puede investigar un caso sofisticado de corrupción", asegura Zaffaroni. "Por ello necesitamos crear un organismo especializado, que no tenemos. Que tiene que estar formado no por la policía común, sino por profesionales de primera línea".

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