Una empresa española logra sintetizar fármacos de origen marino
Cada año, centros de investigación de todo el mundo analizan alrededor de 800 nuevas moléculas para incorporarlas a los más variados arsenales terapéuticos. De éstas, tan sólo entre un 2% y un 3% superarán la criba y alcanzarán la categoría de potencialmente interesantes para combatir alguna enfermedad. En su mayor parte, se trata de principios activos identificados a partir de organismos vivos que habitan en tierra firme.
Pero hallazgos recientes, reportados por la empresa española de biotecnología Pharma Mar, podrían cambiar la perspectiva de las grandes compañías farmacéuticas. Los fondos marinos podrían pasar a ser importantes fuentes de recursos biomédicos.
Pharma Mar, fundada en 1989 por el catedrático de bioquímica José María Fernández Sousa, dispone en la actualidad, según fuentes de la compañía, de un centenar de entidades terapéuticas obtenidas a partir de organismos marinos con interés potencial en las áreas de oncología, trasplantes e infecciones víricas. Pocas de ellas, admiten las mismas fuentes, se desarrollarán lo suficiente como para convertirse en fármacos, pero están abriendo las puertas para comprender nuevos mecanismos de acción con los que combatir diversas formas de cáncer, mejorar los tratamientos inmunosupresores o desarrollar nuevos productos antivirales.
Cáncer
El proyecto hasta la fecha más destacado de la compañía biotecnológica española es el desarrollo de un fármaco con propiedades anticancerosas.Los resultados obtenidos en sus primeras fases de investigación, que incluyen varios ensayos clínicos con humanos, fueron presentados recientemente en un congreso sobre nuevas terapias en cáncer celebrado en Amsterdam. En los próximos meses, probablemente en otoño, anunció Fernández Sousa, se iniciará un ensayo clínico en fase 2 en casi 400 pacientes de Dinamarca, Reino Unido, Francia, Holanda, Bélgica, Alemania, Italia, España y Portugal. El proyecto, en el que se incluyen los hospitales Doce de Octubre (Madrid) y Valle de Hebrón (Barcelona) y el Instituto Catalán de Oncología, está financiado en parte por el programa de la UE Biomed II.
El fármaco en cuestión, por el que investigadores básicos y oncólogos clínicos han demostrado un elevado interés, se llama ET 743 y se ha desarrollado a partir de una molécula localizada en un tunicado, concretamente en el ascidio caribeño Ecteinascidia turbinata.
El interés de los investigadores está motivado por el sorprendente, por desconocido, mecanismo de acción de la molécula, lo cual revela, según Fernández Sousa, el escaso conocimiento que aún se tiene de los mecanismos bioquímicos del cáncer. "Muchos de los fármacos actuales", explica, "actúan interfiriendo de algún modo en el proceso de replicación del ADN de las células tumorales, inhibiendo la acción de factores de crecimiento, potenciando la respuesta del sistema inmune o limitando la aportación de oxígeno y nutrientes a los tumores". Pero hay otros aspectos, continúa, que aún son desconocidos o poco comprendidos.
Uno de ellos es la más que probable conexión entre el desarrollo de procesos tumorales y la cromatina del núcleo celular. La relación, puesta de manifiesto el pasado febrero en la revista Nature, parece probada para una proteína nuclear que forma parte de la cromatina y que presenta una estructura diferente en células cancerosas respecto de las normales. La ET 743 parece interaccionar con esta proteína anormal, lo que explicaría su éxito.
El hallazgo y desarrollo de la ET 743 ha supuesto para Pharma Mar una inversión cercana a los 5.000 millones de pesetas. Esta cantidad está, asegura su presidente, absolutamente justificada: "El 1,7% de las moléculas con potencial clínico extraídas de organismos marinos es nueva". Este porcentaje contrasta con el obtenido en tierra firme, donde sólo una de cada 10.000 a 20.000 moléculas analizadas cumple estos requisitos.
A ello hay que añadir otro factor: buena parte de las moléculas que se analizan, en su mayoría toxinas utilizadas por los organismos marinos como mecanismo de defensa, tienen un comportamiento distinto al de sus homónimos terrestres. La hostilidad del medio, mucho más denso, junto con la escasa movilidad de los organismos investigados, induce a tóxicos de gran potencia y de fuerte expansión molar (los compuestos, altamente concentrados, se expanden en el medio acuoso tras ser expelido sin perder su toxicidad).
20.000 organismos
Si el potencial de los fondos marinos es tan importante, ¿por qué hay tan pocas compañías -a lo sumo, media docena en todo el mundo- que invierten en su investigación? La respuesta de Fernández Sousa es concluyente: problemas de tipo logístico limitan enormemente las posibilidades. En el caso de Pharma Mar, explica, las investigaciones se han visto favorecidas por el contacto entre esta empresa y Pescanova, compañía que dispone de flotas pesqueras en todos los mares. Gracias a esto, Pharma Mar dispone de una librería de 20.000 organismos marinos, la mayoría invertebrados, y cerca de 60.000 colonias de microorganismos, muchos de los cuales están pendientes de ser catalogados por los taxónomos.
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