La catástrofe como bandera política
El fenómeno de El Niño se ha usado como arma propagandística por los líderes políticos de América Latina. Los mismos que antes y durante la catástrofe apenas movieron un dedo. Quizá porque varios de los países afectados están inmersos en campañas electorales.Consumado el desastre, es la hora de las visitas en helicóptero de presidentes y candidatos a las zonas afectadas. El Niño ha estado omnipresente en la campaña de los comicios ecuatorianos del próximo 12 de julio.
Uno de los aspirantes, el multimillonario bananero Álvaro Noboa, se ha paseado por las provincias devastadas de la costa repartiendo cheques y promesas a una población olvidada y sin esperanza. Si la ayuda es bien manejada, puede tener buenos réditos electorales. En caso contrario, puede llevar al fracaso a un gobierno entero. Y esto es lo que ha sucedido, señala Ricardo Mena, del PNUD. La Defensa Civil, organismo gubernamental, canaliza buena parte de la ayuda que ha recibido Ecuador. Su actuación ha sido criticada por corrupta e ineficiente. Lourdes Jaramillo, directora de la Fundación Huancavilca, señala que 500 contenedores con ayuda humanitaria están bloqueados desde hace meses en el aeropuerto de Quito. "Sale un contenedor por semana, y la mitad de los productos están siendo repartidos entre miembros de la Defensa Civil", denuncia. Este mismo organismo estuvo involucrado en el escándalo de la ropa usada. Un individuo llamado Eduardo Sierra fue contratado para manejar la ayuda internacional por parte del Gobierno. Resultó ser un estafador. Tramitó como donación para los damnificados de El Niño supuesta ropa usada que resultó ser nueva y que acabó en tiendas y boutiques del país.
La excepción en cuanto a diligencia es Perú. El presidente Alberto Fujimori invirtió 300 millones de dólares (más de 45.000 millones) en labores de prevención, que, según los analistas, funcionaron aceptablemente. El presidente tomó el liderazgo para atender la emergencia y recorrió el país, participando incluso en labores de rescate. Su popularidad aumentó 10 puntos. Pero no todo era puro altruismo. Fujimori ha logrado convertir el fenómeno de El Niño en el ingrediente principal de su campaña para aspirar a su reelección en el año 2000.
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