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Fina García Marruz y Cintio Vitier evocan la etapa habanera de Juan Ramón Jiménez

La pareja de poetas cubanos participa en un ciclo de la Residencia de Estudiantes

«Soy contrario a la poesía manifiestamente cívica o social; la belleza poética es por sí sola una prefiguración de la justicia». Este es el consejo dado por Juan Ramón Jiménez a los escritores vinculados a Orígenes, la mítica revista promovida en los años cuarenta por Lezama Lima, según lo recuerdan dos de sus supervivientes, el matrimonio de poetas Cintio Vitier y Fina García Marruz. Esta pareja habla sobre los dos años que durante la guerra civil pasó Juan Ramón en La Habana, «una ciudad en la que», comentan, «les hubiera gustado quedarse».

Han convertido la habitación asignada en la Residencia de Estudiantes, de Madrid, en una estancia habanera, con las persianas echadas -«es que hace frialdad »-. Precedidos por el chileno Gonzalo Rojas y la peruana Blanca Varela, el matrimonio formado por Cintio Vitier (Cayo Hueso, 1921) y Fina García Marruz (La Habana, 1923) disfruta ahora de un mes de estancia, dentro del ciclo Poeta en Residencia, con recitales y actividades varias. Ayer hablaron de Juan Ramón habanero. «Pese a su precariedad económica, ayudó a varios poetas necesitados, participó en la conmemoración del fusilamiento de Lorca, alentó un importante festival de poesía y, junto a Fina García, Zenobia, la esposa de Juan Ramón, visitaba con asiduidad a los niños de un orfanato. Me consta que les hubiera encantado afincarse», explica Vitier.Cuando sale a colación el Coloquio con Juan Ramón Jiménez, de Lezama, en el que ambos autores enhebran una teoría de la insularidad, basada en el «sentimiento de lontananza», García Marruz enarbola una propia, que aprendió escuchando los rumores del Malecón en su infancia. «Averigüé que, si contemplaba el conjunto de la bahía, el mar era el espacio, pero si me detenía en el mar que llenaba y vaciaba los arrecifes de la costa, entonces se volvía tiempo».

Si Vitier aventa la memoria habanera del autor de Platero y yo, Fina García hace lo propio con María Zambrano: «Era increíble su poder premonitorio; cómo unos años antes de la revolución ella decía que la poesía peculiarmente oscura y hermética de Orígenes era "la voz de una tierra que está próxima a entrar en la Historia". Al mismo tiempo dio esa definición insuperable de Cuba como "la patria prenatal», cuenta de Zambrano.

El músico Julián Orbón

Acaban de descubrir una placa a la memoria del músico Julián Orbón (Avilés, 1925-Miami, 1991), que llegó a La Habana a sus 15 años para exiliarse con la revolución y cuya residencia -que fue la sede oficial de los tertulianos de Orígenes - es el actual conservatorio de Cuba. «No es exagerado considerarlo el sucesor de Falla y, desde luego, debería gozar de un mayor reconocimiento en su país de origen», dice Vitier del autor de Tres versiones sinfónicas , a quien el próximo lunes dedicarán un homenaje en la Residencia, con audición incluida de algunas de sus piezas maestras.«Queremos mostrar su doble faceta, como músico clásico, con la audición por ejemplo, de su Cuarteto de cuerdas, pero también su otra vertiente, como músico popular. Tendremos la oportunidad de escuchar un documento excepcional, la grabación de una descarga improvisada por él en Nueva York que es una joya de cruzados ritmos latinoamericanos», dice Vitier, antes de manifestar su convencimiento de que «en la medida en que se inicia con Martí, y aun antes con el padre Varela, no me cabe la menor duda de que la revolución cubana es una sola línea que sobrevivirá a sus sucesivos dirigentes. Yo creo en la teleología de la Historia, con mayúscula, y que ésta avanza a favor del bien espiritual y material común».

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