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CUMBRE DE LAS AMÉRICAS

Los dirigentes latinoamericanos piden en Santiago mayor igualdad con Estados Unidos

Estados Unidos llegó a la Segunda Cumbre de las Américas, clausurada ayer en Santiago, en una posición más débil. Se abre una nueva era de relaciones entre América Latina y el poderoso vecino del Norte en la que primará la igualdad entre todos. Éste es el mensaje que intentan transmitir buena parte de los líderes latinoamericanos reunidos durante dos días en la capital chilena. El libre comercio no constituyó el único tema de las conversaciones, y así la cumbre de Santiago lanzó una advertencia a las pretensiones golpistas o antidemocráticas de algunos presidentes.

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Los más optimistas hablan de un nuevo "consenso de Santiago", que integre democracia, mercados abiertos y justicia social, para reemplazar al viejo "consenso de Washington", presidido por la rigidez del neoliberalismo económico. Más allá de la retórica de los discursos y de la declaración final firmada por 34 jefes de Estado y presidentes del continente, la Segunda Cumbre de las Américas ha puesto de relieve la voluntad de los latinoamericanos de negociar de igual a igual con Estados Unidos. La negativa del Congreso norteamericano a autorizar a Clinton el fast track, la vía rápida para un acuerdo de libre comercio, ha servido para que sus homólogos latinoamericanos se convenzan de la necesidad de negociar como bloque y no bilateralniente, como siempre ha favorecido Washington. "Estados Unidos ha perdido la oportunidad de lograr la integración a través de la incorporación progresiva y uno a uno al TLC (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), dijo Genaro Arriagada, embajador especial del presidente chileno, Eduardo Frei, en la cumbre.

Junto a la pérdida de protagonismo de EE UU, emerge con fuerza la nueva actitud de Canadá, un país que concentraba su mayor interés en Europa. El primer ministro, Jean Chrétien, anfitrión de la próxima cumbre, ha expresado su voluntad de ser un actor principal en las relaciones ínteramericanas. "Si de mi dependiera, Cuba estaría aquí" señaló en la rueda de prensa de clausura.

En Santiago se han hecho progresos en cuestiones específicas, pero el Plan de Acción de 170 puntos carece en muchos aspectos de objetivos claros, recursos y mecanismos adecuados para su seguirniento. "Es un plan que contiene muchas más iniciativas de las que el sistema interamericano puede asumir seriamente", señala Robin Rosenberg, codirector del Consejo de Liderazgo para las Cumbres de las Américas y del North-South Center de la Universidad de Miami. "El problema es que los preparativos de esta segunda cumbre han estado dirigidos desde las cancillerías, que constituyen, en buena parte, las burocracias más reaccionarias de América Latina. Por ejemplo, México ha tenido un activo papel diplomático, fundamentalmente para diluir e impedir mayores avances, y Brasil no ha utilizado toda su capacidad". En opinión de Rosemberg, se ha perdido una oportunidad ante la falta de liderazgo de Estados Unidos, con Clinton sin fast track.

Buenos propósitos, como la educación universal primaria para el año 2010 con fondos del Banco Mundial, la lucha contra el narcotráfico desde una perspectiva multilateral y el establecimiento de una Relatoría Especial para el respeto de la libertad de prensa, figuran en la declaración final.

Singular importancia adquiere el compromiso de vigilar cualquier aventura golpista -Clinton, Frei y otros líderes de la región dirigieron claros mensajes a las pretensiones antidemocráticas del presidente paraguayo Juan Carlos Wasmosy- y expandir los actuales espacios de democracia. Sin embargo, la declaración final no contiene, en contra de la pretensión de algunos países, una clásula democrática en el futuro ALCA, tal como ya existe en el Mercosur, en la Carta de la OEA y en los acuerdos con la Unión Europea.

El reto de la inclusión

El presidente del Banco Mundial James D. Wolfensohn, muy activo en la cumbre de Santiago, puso sobre la mesa lo que denominó "el reto de la inclusión", definido con las siguientes palabras: "Asegurar que el progreso económico sea una realidad en la vida de todos los pueblos de la región, especialmente para los millones de personas que hasta ahora no han sido tenidos en cuenta".

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