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El Papa actúa de mediador entre Cuba y EE UU

La visita sorpresa del ministro cubano de Exteriores, Roberto Robaina, confirma el papel de mediador que ha adoptado el Vaticano entre los Gobiernos de Washington y La Habana. Esta visita se produce tres días después de que la secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, se entrevistara con el jefe de la diplomacia vaticana, cardenal Angelo Sodano, en Roma. La Santa Sede confirmó ayer la buena marcha de las relaciones entre el Vaticano y Cuba, en una escueta nota de prensa difundida con motivo de la visita de Robaina al papa Juan Pablo II y a Sodano.

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El ministro cubano de Exteriores negó, sin embargo, que tal papel exista y rechazó tajantemente la posibilidad de que Cuba acepte ayuda humanitaria mientras permanece el embargo. "Recibir ayuda humanitaria mientras sigue en vigor el embargo no es aceptable porque es indigno y humillante para nuestro pueblo".Con esta declaración a la agencia italiana Ansa, Robaina venía a desmentir las informaciones publicadas ayer por un diario italiano. Según el milanés Corriere della Sera, el rotativo de mayor tirada en Italia, Albright habría transmitido a Sodano el nterés de la Casa Blanca para que la Iglesia distribuya las ayudas humanitarias a la isla, ayuas destinadas "a animar a Fidel Castro a intensificar las señales de buena voluntad".

Al mismo tiempo, la responsable de la política exterior noretamericana habría entregado a la jerarquía católica -con destino al Gobierno cubano- una lista de presos políticos cubanos en la que figurarían los nombres de cuatro dirigentes de la oposición. Robaina dijo desconocer la existencia de ninguna lista y respecto al papel mediador presuntamente asignado por Washington a la Santa Sede, se refirió a ello como un intento norteamericano de "interferir en las buenas relaciones que existen entre Cuba y el Vaticano".

A estas alturas parece evidente que la diplomacia vaticana está destinada a jugar un papel esencial en el complicado proceso de deshielo político entre EE UU y Cuba, que comenzó claramente con el viaje del papa Juan Pablo II a la isla, en enero pasado. Para el Gobierno de Washington, y seguramente para el de La Habana, es especialmene útil atribuir a la labor del Pontífice y de la Iglesia los pasos dados para suavizar la situación de embargo que sufre Cuba desde hace más de 30 años de un lado, y los gestos de magnanimidad demostrados por el régimen castrista con la liberación de un centenar de prisioneros políticos, del otro.

Ambos gobiernos necesitan una coartada política para reconducir al terreno de la normalidad sus traumáticas e incomprensibles relaciones de mala vecindad.

Dos horas con Sodano

En este sentido, la visita de Robaina, que hizo una inesperada escala en Roma en su vuelo de regreso a La Habana desde Mosú, no puede dejar de relacionarse con la realizada el martes pasado por su homóloga estadounidiense, Madeleine Albright. La secretaria de Estado norteamericana mantuvo una entrevista de dos horas en el Vaticano con el cardenal Sodano, con el tema de Cuba como plato fuerte de la conversación. Era el segundo viaje a la capital italiana en un mes para Albright, y en los dos casos, -aparte de su apretada agenda de temas internacionales-, coronados con visitas a la Santa Sede.El Vaticano no confirma niega su papel mediador; sin embargo, el propio cardenal Sodano, en declaraciones al diario milanés, matiza significativamente el alcance de las intenciones de Washington que, pese a las últimas medidas de deshielo con Cuba, insiste en su intención de mantener el embargo. "Estados Unidos afirma que piensa seguir manteniendo el embargo. Pero hay muchas maneras de mantenerlo. Incluso se puede transformar un embargo. Hoy se les permite a los cubanos de EE UU que manden 1.200 dólares a sus parientes en la isla (más de 180.000 pesetas). Mañana podría autorizárseles a enviar 2.000 (310.000) ..."

La nota informativa difundida ayer por la oficina de prensa vaticana se limita a señalar, en la habitual jerga diplomática, que en el curso del encuentro de Robaina con el Papa y con el cardenal Sodano, "se han analizado, en particular, las perspectivas que se dan en las condiciones de la Iglesia en Cuba y la posibilidad de explicar su misión espiritual además de social y cultural, como contribución al progreso social de la sociedad".

Y añade, "además se ha prestado nueva atención a las significativas medidas humanitarias que el Gobierno cubano ha tomado, y seguirá tomando, en homenaje a los deseos del Pontífice". La Iglesia católica cubana se ofrecería así como garante del proceso de democratización política de la Cuba post-castrista.

La visita del papa Juan Pablo II a la isla caribeña, además de proporcionar un balón de oxígeno al aislado régimen cubano, ha sentado las bases de un deshielo claro en las relaciones entre Gobiero y jerarquía eclesiástica nacional sobre el que se puede articular parcialmente -al menos eso piensa Washington- la transición política del país.

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