Esperando a Bonn
La posición europea del aspirante socialdemócrata a canciller, Gerhard Schröder, suscita escepticismo y expectación entre los altos cargos de la Comisión Europea, actitud que comparten los diplomáticos españoles. "Cuando gane las elecciones demostrará si es europeísta o no", declara su paisana, la comisaria de Política Regional, Monika Wulff-Mathies, correligionaria del líder de Baja Sajonia, pero adscrita al sector más clásico de la socialdemocracia alemana.Schröder ha olvidado sus viejas críticas al proceso de unión monetaria y ha comulgado con el euro. La gran incógnita de su política europea en caso de que alcance la cancillería de Alemania, y que más interesa a los españoles, es su posición respecto a la política estructural, de cohesión o solidaridad interna. "Si vuelve a ganar Kohl, no hay duda, acabará imponiendo a su país los sacrificios necesarios para alcanzar la ampliación al Este", es decir, seguirá pagando la factura de la política estructural, estima un alto cargo de la Comisión. Pero siempre tras un vía crucis, porque según un avezado diplomático, "no hay nada peor en el mundo que negociar con la democracia cristiana bávara", la CSU del duro Theo Waigel coligada con la CDU de Kohl.
Eso no está tan claro en el caso de su oponente. Un diplomático español considera que "como socialista, acabará dando prioridad a la solidaridad interregional". Para otro, por el contrario, sus ideas de reducción del Estado, de ahorro público y su defensa acérrima de la austeridad presupuestaria podrían conducirle a exigir también reducciones en los gastos comunitarios. Y, por tanto, a replantearse a fondo tanto los recursos destinados a la política de cohesión como la contribución alemana al presupuesto común, que hoy supone casi la tercera parte del mismo.
Si la conducta pasada preanuncia la futura, los países del Sur tendrán un aliado en Schröder. Como presidente de uno de los grandes Iänder y miembro del Consejo de Administración del grupo Volkswagen (del que Baja Sajonia es principal accionista) "ha practicado una política económica muy activa", recuerdan en el equipo de WuIffMathies.
Su land comprende zonas con sectores en declive industrial, como astilleros, industrias tradicionales, y otros con vaivenes, la automoción. Por eso es beneficiaria, como Cataluña y el País Vasco, del objetivo 2 de los fondos estructurales, dedicado a las regiones con áreas en reconversión industrial o agrícola. "Schröder comprende bien la importancia de la política regional, no se agarra al dogma neoliberal de que el Estado no debe intervenir", concluye esa fuente.
Si papá Kohl desaparece de la escena europea, cambiarán muchas cosas. El viejo canciller, ungido en su papel de padrino de Europa, suele arbitrar las disensiones en sentido conciliatorio y de equilibrio con otros países. Pero "lo hace en el último minuto", indica un experto negociador de Bruselas. Como ninguno de sus subordinados sabe por dónde se inclinará, la posición alemana de partida es en muchos casos ambigua u oscura, y las discusiones, entre brumas de incertidumbre, avanzan poco.
Además, el canciller no siempre está rodeado de fieles disciplinados, dado el peso de la CSU y de los liberales de Klaus KinkeI. Si Scröder llega al poder, "la negociación se hará más difícil, pero más cierta", aventura este experto.
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