Filacterias, libélulas y Chiparius

La singularidad del museo salmantino dedicado al art-nou-veau y al art-decó radica en la escasez de tales productos en el coleccionismo español, y aun en las artes decorativas del llamado modernismo local. Ningún centro expositor español es comparable a los belgas, vieneses o parisinos, porque el paso del estilo como tal fue en la península bastante epidérmico, habida excepción del caso catalán. No es una cuestión de cantidad, sino de criterio coleccionista.El inventario de la colección personal de Manuel Ramos Andrade, como todo ejercicio privado, es irregular, y, museisticamente hablando, despierta dudas sobre los criterios de selección, compra y valoración de las piezas, incluso con hallazgos indiscutibles. No es oro todo lo que reluce en ese apogeo de filacterias retorcidas y libélulas transparentes: en la misma época de marras, lo liberty se imitó a sí mismo (Alistair Duncan tiene un importante libro sobre este fenómeno). En la muestra permanente de Salamanca, la ordenación hace sufrir a obras maestras entre otras que, aunque bellas, no lo son tanto. Y hay ejemplares dudosos que, prudentemente, no han viajado a París. El fuerte del legado Ramos Andrade son las estatuillas criselefantinas, donde destaca el más valorado: Démetre H. Chiparius (1914-1933), más decó que nouveau y cuya obra ha sido imitada hasta la saciedad, con un volumen de falsos tremendo.

El caso de los vidrios de Emile Gallé siempre debe ser referido a su museo de Nancy, donde se puede comprobar y valorar lo que es realmente la pieza en serie y la manualidad, exclusividad y fuste de las piezas únicas. La producción de Gallé generó en su tiempo de actividad profesional más, gallés de los que podría hacer la fábrica francesa en todo un siglo. Es natural. Lo mismo pasó en Nueva York con Tiffany y sus lámparas de wisterias. De Gallé lo menos explotado es su cerámica (¡Esos gatos amarillos inspirados en la porcelana colonial de Cantón!) que ha dormido en el olvido tapada en fama por los vidrios.