Una radiografía de 56.555 chicos

El informe elaborado por el oficial Instituto Nacional de Calidad y Evaluación (INCE) dibuja un panorama de los alumnos que estudian la nueva enseñanza secundaria obligatoria (ESO). En él destacan los mejores resultados en geografía e historia y los peores en matemáticas, los niveles de conocimiento aceptables de los alumnos de 14 años, así como un rendimiento muy desigual entre los alumnos de 16 años de las diferentes comunidades autónomas. Mientras las puntuaciones de estos estudiantes aparecen por debajo de la media nacional en Cataluña, la Comunidad Valenciana, Baleares, Murcia y Extremadura; otras tres autonomías (Madrid, Castilla y León y Galicia) se encuentran claramente por encima. Pero, en definitiva, las puntuaciones globales de los alumnos de 16 años revelan unos mejores resultados que con el sistema anterior a la LOGSE.

El trabajo de campo se realizó en 1997 sobre una muestra de 56.555 estudiantes, de 14 y 16 años, y 3.287 profesores de más de 600 centros públicos y privados de secundaria y primaria. Los aspectos relativos a las familias se han basado en 11.508 cuestionarios cumplimentados por los padres y las madres (en el 56% de los casos los han rellenado conjuntamente ambos progenitores).

El rendimiento de los alumnos de los centros privados aparece por encima de los estudiantes de los públicos a los 14 años, pero levemente por debajo cuanto se trata de alumnos de 16 años. Este estudio hace referencia a diversos aspectos de la educación de los alumnos: los resultados escolares, los planes, la metodología de enseñanza, el funcionamiento de los centros, el sistema educativo, la familia y la profesión docente. Respecto a esta última cuestión se obtiene la conclusión de que los profesores aprecian los contenidos y los objetivos de la reforma educativa.

El informe señala que el nuevo sistema supera al anterior en matemáticas y en ciencias sociales. Las asignaturas en las que es superior el rendimiento de los alumnos de 16 años con el nuevo sistema educativo son matemáticas, geografía e historia y ciencias naturales. En cambio, los estudiantes educados en el anterior sistema son mejores en lengua y literatura y en comprensión lectora.

Otra diferencia apreciable aparece en el rendimiento en función del sexo: las chicas ganan en lenguaje, mientras que los chicos lo hacen en matemáticas. Tanto a los 14 como a los 16 años las chicas superan a los chicos en lenguaje y son superadas en matemáticas y en ciencias sociales. A los 16 años, los chicos ganan terreno en todas las materias: se acercan a la puntuación de las chicas en lengua, y las superan aún más en las disciplinas científicas y sociales.