_
_
_
_

Los expertos reunidos en Davos vaticinan nuevas crisis en torno al dólar, China y Brasil

Xavier Vidal-Folch

Cuando no están superadas las turbulencias asiáticas, el canciller alemán, Helmut Kohl, apostó ayer por su normalización, al inaugurar en la localidad suiza de Davos la 28 edición del Foro Económico Mundial. Los expertos congregados empezaron ayer a buscar víctimas sustitutorias. La devaluación del dólar y el temor a la depreciación del yuan chino son los principales vaticinios.

Más información
La gran empresa prevé tres años de fuerte crecimiento

ENVIADO ESPECIALAdemás, persiste el temor al traslado de la crisis a Latinoamérica, sobre todo Brasil. Junto a estos augurios, sobresalió la exigencia de que Japón reactive su demanda interna. Dos mil grandes empresarios, políticos y sabios -la crema del capitalismo- intentan lanzar augurios válidos para el siglo XXI. Y profetizar algunos desastres, para no repetir las pifias del año pasado, cuando nadie previó la crisis de los dragones y casi todos apostaron por un euro reducido a pocos países.Kohl dio el tono, casi pasando página de la crisis del sureste asiático. "Estoy convencido de que precisamente por sus grandes logros pasados ésa región reunirá la fuerza suficiente para afrontar las reformas y ajustes necesarios", dijo, tras aprovechar la ocasión para asegurar que Alemania va bien y anunciar nuevas "rebajas en los impuestos directos, personales y empresariales".

La mayoría se decantaba por parecida apuesta, aunque excluyendo la muy gastadora y autocrática Indonesia. Y quería creer que Japón "liberalizará y reducirá impuestos" para salir de la depresión, como reclamó el catedrático de Economía de Massachussets Rudi Dornbusch; de forma que el Gobierno, "que no ha podido hacerlo peor, cambie totalmente de política, y estimule la demanda interna, lo que haría recuperarse a toda la región", como suplicó el profesor de la Universidad japonesa de Keio Haruo Shimada.

Alguno es menos optimista. Fred Bergsten, director del Instituto de Economía Internacional de EE UU, previó un "crecimiento cero" para la región "en los tres próximos años, y quizá más", lo que reducirá el crecimiento mundial, porque allí se concentra la mitad del mismo.

Bergsten pronosticó una depreciación del dólar. "Está sustancialmente sobrevalorado, entre un 15% y un 20%", sostuvo, pues el déficit comercial de EE UU alcanza 250.000 millones de dólares (37,5 billones de pesetas). Junto a ese factor, el euro se convertirá, aunque a la larga, en "un verdadero rival" del billete verde en la atracción de capitales. De modo que "la principal distorsión en la economía mundial, una vez remontada la actual crisis asiática, será una brusca reducción del tipo de interés del dólar".

Sólo Dornbusch contratacó enarbolando la buena salud económica actual de EE UU, recordando sus virtudes: "Equilibrio presupuestario, bajos tipos de interés, inflación controlada y pleno empleo".

En la persecución de nuevas asechanzas, China se llevó la palma. El "descenso de su crecimiento desde el 14% al 11,3%, al 8,3% y al 6,7% en los últimos años contrasta con las promesas gubernamentales de crear 20 millones de empleos, lo que exigiría un crecimiento superior al 9%", aseguró el jefe de los estrategas económicos de la Deutsche Bank, Kenneth Courtis. Todos temen la devaluación del yuan. "La pueden provocar" las realizadas por tigres y dragones, vaticinó el presidente del Instituto de Kiel, Horst Siebert.

Quedaba, por último, una Latinoamérica temblando. La crisis asiática todavía "es peligrosa para mercados emergentes como el nuestro, porque los inversores tienen la mosca tras la oreja y rastrean al próximo", lamentó el ex ministro y antiguo cerebro del milagro argentino, Domingo Felipe Cavallo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_