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América Latina genera la mitad del volumen de negocios de las editoriales españolas

Más de 150 editores españoles, en la Feria del Libro mexicana

Capeando las crisis traicioneras que sacuden los paises americanos y perseguidos por amenazantes ciclones liberalizadores de precios, más de 150 editores españoles han desembarcado en la décimoprimera Feria Internacional del Libro que se celebra en Guadalajara (México) dispuestos a mantener su posición en este continente. Al interés económico, ya que el mercado latinoamericano genera casi la mitad del volumen de negocios de las casas españolas, se une la vocación cultural: el libro, dicen, sigue siendo el soporte de la integración de la comunidad hispanoparlante.

Lo que surgió hace 11 años como un proyecto en la Universidad de Guadalajara, la segunda ciudad más importante de México, se ha convertido hoy en el principal foro de los profesionales del libro en español. Frente a otras ferias, como la de Buenos Aires, o la de Madrid, diseñadas para el público, la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara es un punto neurálgico de intercambio y comercialización, en la misma línea que el certamen de Francfort. Este año se han dado cita 900 grupos editoriales y alrededor de 9.000 profesionales de 33 países, desde libreros hasta maestros, bibliotecarios, investigadores, agentes literarios y, por supuesto, escritores.La representación española es, de hecho, la de mayor peso, hasta el punto de haberse convertido en el sostén del evento. Lo cual no deja de ser paradójico, puesto que la FIL de Guadalajara nació como una reacción "latino americanista" a Liber, la feria profesional que se celebra en España, y a la pujanza de los grupos peninsulares. El problema está en que las sucesivas crisis económicas que han azotado a países. como Argentina, México o Brasil han ido debilitando sus industrias editoriales. Hoy en día la mitad de los libros que circula en América Latina se produce en España. Junto a ello, los principales grupos españoles, como Santillana, Tusquets, Anaya o Grijalbo, han intensificado en los últimos años su presencia en el continente mediante la apertura de filiales -sólo en México ya hay 18- o mediante distribuidoras.

El volumen de negocios de las editoriales españolas,en América Latina por ventas, derechos de publicación y otros conceptos se acerca a los 320.000 millones de pesetas, cifra casi tan importante como la que proporciona el mercado interior, que asciende a 400.000 millones de pesetas., "Pese a todo", asegura Juan de Isasa, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, "los riesgos son enormes. Se trata de países sísmicos. Hoy puede ir todo bien y de repente tienes una sacudida como la de México en 1982 o en 1994, y todo se desmorona. Tenemos ya la experiencia cíclica de las crisis".

Vehículo cultural

De hecho, la vocación de permanencia mostrada por los editores españoles frente, por ejemplo, a los estadounidenses, preocupados únicamente por la rentabilidad a corto plazo, descansa en su "inquietud cultural profunda" y en su convicción de que los libros son, además de un negocio, el vehículo más importante para el intercambio y el acercamiento entre los diferentes países. "No se trata sólo de exportar libros. Estamos publicando a autores latinoamericanos, es decir, estamos dando cobertura a sus propios creadores. Y al mismo tiempo promocionamos a los autores españoles", dice Isasa.Una presencia editorial efectiva posibilita además, según Emiliano Martínez, presidente del Grupo Santillana, la salida de los escritores hispanohablantes a mercados extranjeros. "Creo que las editoriales españolas pueden ser los articuladores de esta industria continental para poder hacer un mercado".De momento, unos y otros enfrentan algunos problemas comunes que han quedado de manifiesto en el II Congreso Interamericano de Editores, celebrado en la capital mexicana, justo antes de la inaguración de la Feria de Guadalajara.

Entre los problemas pendientes está la propiedad intelectual y la defensa de los derechos frente a la piratería y la reprografía, las grandes dificultades para comercializar libros en el continente por las barreras arancelarias y la liberalización de los precios que, según los editores, ha dejado en manos de las grandes superficies comerciales, como supermercados y restaurantes, no sólo un porcentaje importante de los compradores de libros, sino incluso la exclusividad de algunas novedades bibliográficas.

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