Esther Tusquets vuelve a la novela con una historia de amor entre dos mujeres
'Con la miel en los labios' retrata la sociedad de Barcelona en los años setenta
Que Esther Tusquets publique nueva novela es una buena noticia. En primer lugar, porque sus obras anteriores dejaron un buen sabor entre crítica y público. En segundo, porque desde que en 1980 apareció Varada tras el último naufragio, Tusquets se había resistido a volver al género. "Va muy bien tener dos profesiones", explica con una sonrisa la editora de Lumen. "Ser sólo escritor debe de ser muy duro, ya que te obliga a escribir constantemente. No es mi caso. A mí lo que me gusta es vivir, y escribir sólo cuando me apetece. La vida es muy larga y pasan muchas cosas".
Con la miel en los labios (Anagrama), la nueva novela de Esther Tusquets, tiene un eje muy claro: "Una historia de amor fou entre dos mujeres", tal como la define ella, "un amor romántico, total, que conduce inevitablemente al fracaso". El marco en el que se sitúan los personajes, descrito con precisión por la autora, es también un elemento importante: la Barcelona de los primeros años setenta, la de los últimos progres, la de la gauche divine.En este círculo universitario, formado por personajes muy característicos de la época, coinciden Andrea e Inés y surge la atracción mutua. "Cuando el amor es tan intenso", apunta Esther Tusquets, "raramente acaba bien. Uno de los personajes es siempre el que más se entrega, sufre como una enfermedad, una obsesión, un amor patológico, hasta el punto de que el otro se siente agobiado, oprimido".
"Los personajes de mi novela sufren porque caminan hacia la autodestrucción", añade la autora. "La homosexualidad es algo que también complica la relación, pero no es el tema central".
Mirada irónica
Como ya había hecho en sus novelas anteriores, Tusquets lanza una mirada irónica a la burguesía catalana. Fiestas en las que los camareros sirven cava mientras se pasa una copia clandestina de El acorazado Potemkin y miembros de la gauche divine que discuten en los jardines de una gran mansión sobre la revolución."En aquellos años pasaban cosas de este estilo", sonríe. "La fiesta que describo en la novela tuvo lugar en un ático de Barcelona. Era cómico ver cómo hablaban de si era mejor la vía china hacia la revolución o la cubana. Y todos eran burgueses que tenían a sus hijos estudiando en Inglaterra o en Estados Unidos...".
La gauche divine -gauche di whisky la llamaba Perich- es para Tusquets un material muy literario que no ha aparecido demasiado en las novelas. Eran los días en que todos los progres eran de izquierdas, leían a Marx y practicaban el amor libre. "Tengo ganas de escribir una especie de autobiografía imaginaria", dice la escritora. "Hablaría de mi vida, pero también haría un retrato de la época. Ya veremos".
¿Qué se ha hecho mientras de los últimos progres? "Hemos envejecido", acepta Tusquets, "y hacemos lo que podemos... Pero fue estupendo ser joven en los sesenta. Tuvimos la suerte de vivir una época en la que se predicaba hacer el amor y no la guerra. Las generaciones siguientes, en cambio, han tenido muy pocas posibilidades de comprorneterse".
Admite Tusquets que le ha costado escribir esta novela, que empezó hace dos años. Hizo una primera versión, pero varios amigos le aconsejaron que la revisara, ya que tendía demasiado al chiste fácil. "Ser ingenioso es terrible", comenta. "Por eso al reescribirla he eliminado los chistes y he dejado los personajes como una caricatura, un telón de fondo de la época".
En cuanto al estilo, asoma de nuevo en Con la miel en los labios esa frase elegante, tan tusquetsiana, que ya cautivó a los lectores de El mismo mar de todos los veranos. "Soy obsesiva con el estilo", dice. "Pienso que sólo tiene sentido publicar aquello que sólo tú puedes escribir. Hay muchas novelas que no me gustan porque son copias, perfectamente intercambiables, en las que el autor no se caracteriza por nada en especial. Mis libros serán mejores o peores, pero está muy claro que son míos".
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