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Clinton quiere que las emisiones de gas de EE UU bajen a nivel de 1990

La UE y los ecologistas esperaban un compromiso mayor

Es poco para la Unión Europea y los ecologistas de todo el mundo. Es mucho para las empresas y los consumidores norteamericanos. Tales opiniones ha provocado la propuesta de limitación de emisiones de gases de efecto invernadero que afectuó ayer Bill Clinton en la Naational Geographic Society, en Washington. El presidente del país más contaminante propuso que en el año 2010 esas emisiones se hayan reducido a los niveles de 1990.

Desde hace varias semanas, un anuncio aparece cada dos por tres en las cadenas de televisión norteamericanas. Pagado por las empresas del sector de la energía, informa de que "Ias Naciones Unidas quieren imponer" a EE UU una reducción de su consumo de energía y añade en tono alarmista que eso supondría "subidas generales de precios" y "pérdidas de cientos de miles de puestos de trabajo".Ése es el espíritu con el que la mayoría de los norteamericanos contempla la perspectiva de limitar sus emisiones de dióxido de carbono, principales responsables del "efecto invernadero". Los poderosos lobbies [grupos de presión] del carbón, el gas, el petróleo y el transporte no quieren ni oír hablar del asunto. Acostumbrados a una energía barata y abundante, tampoco lo quieren los consumidores. Con el 4% de la población mundial, EE UU produce el 23% de las emisiones de dióxido de carbono. Todavía peor: las ha incrementado desde la I Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro.

Hace dos semanas, Clinton dijo en la Universidad de Georgetown: "El peligro de un grave cambio climático es real. Sería un error esconder la cabeza y creer que este peligro se desvanecerá solo. La gran mayoría de los expertos científicos afirman que si no cortamos nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, las temperaturas subirán y cambiarán el clima del planeta. De hecho, muchos dicen que ese proceso ya ha comenzado".

El objetivo que el presidente anunció ayer es, sin embargo, modesto en relación a la gravedad que él mismo reconoce a la situación.

Se trata de una fórmula de compromiso entre el deseo de los ecologistas y la UE de ir más allá y las resistencias de la industria y los consumidores de EE UU. La Unión Europea, según declaró Jacques Santer en la II Cumbre de la Tierra celebrada en la sede neoyorquina de la ONU el pasado julio, propone que en el 20 10 las emisiones se hayan reducido un 15% en relación a 1990. Para el próximo diciembre 160 naciones estan convocadas a discutir este asunto en Kyoto (Japón).

Clinton también anunció que desea negociar con el Congreso un conjunto de medidas -ayudas a la investigación y ventajas fiscales destinadas a incentivar a las empresas norteamericanas a reducir sus emisiones- evaluado en unos 5.000 millones de dólares. La Casa Blanca dijo que esperaba un "apoyo significativo" al plan por parte de las empresas y los ecologistas del país.

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