Las reformas esperan, los universitarios desesperan

Los estudiantes universitarios seguirán pasando demasiadas horas en clase, oyendo demasiadas clases magistrales, haciendo demasiados exámenes y apenas tendrán respiro para la investigación personal, el trabajo en equipo, las prácticas o las actividades complementarias. La reforma de los planes de estudio de 132 titulaciones oficiales que en abril aprobó el Gobierno ha dejado insatisfechos a todos, incluida la propia ministra, Esperanza Aguirre, que ha calificado de "primer paso" aquella modificación y ha anunciado, sin más precisiones, nuevos cambios para aligerar la sobrecarga lectiva de los alumnos.Las aulas que ahora vuelven a cobrar vida en 47 universidades públicas, 9 privadas y 4 deja Iglesia (caso aparte son las católicas de Ávila y Murcia, cuya tramitación jurídica está en el aire) acogen a un 53% de alumnas y un 47% de alumnos. Algunas universidades ya han planteado la necesidad de mejorar no sólo los planes, sino también la atención personal a los estudiantes, para lo cual ha empezado a funcionar la figura del profesor tutor, encargado de supervisar la marcha del alumno durante toda la carrera.

Tres de cada diez profesores universitarios tienen unas precarias condiciones laborales, similares a las de los antiguos penenes. Las universidades han afrontado la avalancha de estudiantes de los últimos años con contrataciones de profesores a menudo irregulares, porque no venía acompañada de suficientes dotaciones presupuestarias.

La necesidad de una reforma del profesorado es un clamor, pues la demora no sólo la sufren los directamente afectados, sino que está mermando la calidad docente, como reconocen los expertos. Arreglar esto costaría unos 30.000 millones, según -el proyecto de reforma que el ex secretario de Estado de Universidades Fernando Tejerina elaboró y Esperanza Aguirre rechazó por temor a una funcionarización masiva.

El problema de los planes y de los profesores tiene relación evidente con las carencias financieras de la Universidad, uno de los puntos esenciales de la crítica conjunta a la Administración redactada por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) para que los rectores la planteen en las aperturas de curso.

La actual inversión universitaria en España es del 0,9% del producto interior bruto (PIB), mientras que en la Unión Europea es del 1,6% del PIB. Los rectores plantean su reivindicación financiera con firmeza, pero con un fondo de pesimismo. Colocar a España en el grupo de cabeza de Europa requeriría en torno a los 300.000 millones a distribuir en varios anos. La cifra queda relativizada cuando se compara con la deuda de RTVE sólo para el año que viene: 150.000 millones de pesetas.

Los rectores lamentan que, "al cabo de un año y medio de constituido el nuevo Gobierno central, no se conozca oficialmente cuál es la política universitaria" del departamento dirigido por Aguirre, quien asegura que no se siente criticada. La ausencia de política es consecuencia del bloqueo al que la ministra sometió al equipo de Universidades liderado por Fernando Tejerina, al que acabó destituyendo.

El nuevo equipo, que encabeza Manuel Jesús González, no ha dado señales de poder afrontar con urgencia las reformas pendientes, según reconocen en privado varios de sus interlocutores universitarios. En todo caso, los rectores ya han dejado claro que las universidades se ven obligadas a adoptar soluciones de emergencia para prestar el servicio público que tienen encomendado y evitar su deterioro".

Elche, Ávila y Murcia han dejado ver las zonas de sombra del sistema universitario, aquejado por un crecimiento descontrolado que genera conflictos políticos y jurídicos, además de dejar maltrecha la imagen del Consejo de Universidades, órgano consultivo del Gobierno y de coordinación universitaria.