El Museo de Bellas Artes de A Coruña obtiene, entre 19 edificios, el Premio de Arquitectura
Manuel Gallego ha proyectado "un espacio de gran serenidad" en un entorno urbano
El edificio del Museo de Bellas Artes de A Coruña, realizado por Manuel Gallego Jorreto, ha obtenido el premio que concede el Consejo Superior de Colegios Oficiales de Arquitectos de España, según fuentes del jurado. El fallo, que será oficial en breve, ha tenido en cuenta "lo complicado de la intervención", ya que el museo es un espacio abierto construido en lo que era un antiguo convento de monjas capuchinas. "A estas edades uno ya está un poco al margen y lo que sí satisface es ver que la arquitectura que se hace en Galicia se tiene en cuenta fuera" dijo ayer Gallego.
El jurado, compuesto por el presidente del consejo, Jaime Duró; los arquitectos José Antonio Corrales y Mariano Bayón, y dos representantes de los ministerios de Fomento y Educación y Cultura, había seleccionado 19 finalistas entre los proyectos realizados en los últimos tres años presentados por sus autores o por los distintos colegios oficiales. Finalmente, tuvo que decidir entre el que resultó ganador y el Museo de Zamora de Emilio Tuñón. El de Gallego Jorreto destaca, según el jurado, "por la aportación de la arquitectura actual en un entorno urbano".Manuel Gallego (O Carballiño, 1937) diseñó un museo de características y necesidades actuales, de grandes espacios, en lo que eran la huerta y los restos de un convento de clausura situado en la frontera de la ciudad histórica con un área urbana entre moderna y marginal. El museo se empezó a construir en 1989, dotado con 846 millones de pesetas por el Ministerio de Cultura, y se inauguró en diciembre de 1995. "Era un reto darle la vuelta a un edificio construido para el recogimiento, aislado del mundo exterior, con unas preciosas celdas para las monjas", declaraba entonces el autor del proyecto, que ya había recibido un premio de la CEOE y varias menciones en revistas profesionales de todo el mundo. "Lo que más me apetecía era proyectar un museo integrado en un área degradada, hacer no un monumento, sino una estructura urbana, una plaza. Todas las obras me parecen caminos abiertos y ninguna me deja satisfecho, aunque este edificio es el más grande, el más complejo y el que me dio más problemas de los que hice", asegura Gallego, un arquitecto con fama de perfeccionista y de crítico con su propia obra.
"La arquitectura de los sesenta tiene mala fama pero sigue habiendo mamotretos en los setenta, en los ochenta y en los noventa", comenta Gallego. "Hoy es todo consumo, se explota la marca, y buena parte de la arquitectura parece Disneylandia, aunque incluso en los peores ejemplos hay detrás un significado sociológico válido".
La noticia del premio fue excepcionalmente bien acogida en los círculos profesionales gallegos, que destacan su oportunidad cuando para hoy está prevista la inauguración de un edificio para la Audiencia Provincial coruñesa que atenta contra el anexo donde se ubican los juzgados, un clásico actual del fallecido arquitecto Xosé Bar Boo.
El consejo de la Xunta encargó oficialmente ayer a Manuel Gallego la rehabilitación del Palacio de Justicia de A Coruña, construido entre 1908 y 1928 por Julio Galán y Ricardo Boan y por el que el arquitecto premiado intentará "pasar sin que se note".
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