_
_
_
_

Un careo televisado desemboca en la detención de un torturador argentino

Juan Jesús Aznárez

Tres días después de que 300 personas celebraran en la ciudad argentina de Bariloche, con una placa, el aniversario de la paliza propinada por un guardabosques al capitán Alfredo Astiz, uno de los símbolos de la salvaje represión ejercida por la última dictadura castrense (1976- 1983), la Secretaría de Seguridad de la provincia de Buenos Aires ordenó el arresto domiciliario del policía retirado, que en un programa de televisión efectuó declaraciones "agraviantes" contra quien fue su víctima.

Enfrentados en el espacio Hora Clave, casi llegan a las manos el diputado socialista Alfredo Bravo, torturado, y el victimario,comisario Miguel Etchecolatz, condenado a 23 años de prisión en el juicio de 1985 a la dictadura y libre gracias las Leyes de Obediencia Debida y Punto Final. "Cuando él me pide que le diga cómo me torturaron, inmediatamente se representó en mí la fila india de nosotros desnudos, esposados, hasta que llegábamos a la sala de tortura encapuchados. Ahí perdí la calma". La discusión pública de víctimas y verdugos fue promovida por dos canales en la feroz competencia por la audiencia, y aún que el espacio televisivo concedido a quienes todavía se exculpan o justifican desmanes propios y ajenos indignó a muchos, Bravo, presidente de la Asociación Argentina Proderechos Humanos (APDH) observó: "Una franja del país no conoció la represión y debe conocerla".Lo que le ocurrió en la costanera de Bariloche al capitán retirado a la fuerza, Alfredo Astiz, el 1 de setiembre de 1995, fue lo siguiente: el guardabosques Alfredo Chaves, de 38 años, dado por desaparecido siete meses en aquellos negros años, frenó bruscamente su furgoneta al reconocer al marino, reclamado por la justicia francesa y sueca por asesinato: "¿Vos sos Astiz?" "Sí, y ¿vos quienes sos?" "El que te va a cagar a trompadas". Y la emprendió a puñetazos.Alfredo Bravo, parlamentario de la coalición de centroizquierda FREPASO (Frente del País Solidario) también se fue hacia su interlocutor cuando fue llamado mentiroso por Etchecolatz, a quien se comunicó el martes un arresto domiciliario de 20 días. Permanente en sus labios una sonrisa cínica, quien fuera estrecho colaborador del general Ramón Camps, y convencido aún de la vigencia de la conspiración judeo-marxista, respondió con una canallada al recordatorio sobre la violación de otra víctima: "Sería un privilegio". En otro momento pidió a Bravo: "Reláteme ¿qué secuelas tiene usted?". A gritos, le exigió reconocer sus limitaciones físicas. "Desde joven tenía callos y pies planos. El tratamiento que nosotros le hicimos a lo mejor lo hubiera curado".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_