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La policía halla muerto al autor del tiroteo masivo de la universidad de Brown y lo culpa también del asesinato de un profesor en Boston

El sospechoso, que se suicidó, obtuvo la residencia gracias a un sistema conocido como la “lotería de la diversidad”. Trump reaccionó a la noticia con la suspensión indefinida de ese programa

La búsqueda del sospechoso de asesinar a dos estudiantes y de herir a otras nueve personas el pasado sábado en la prestigiosa universidad de Brown, en Providence, capital del pequeño estado de Rhode Island, dio sus frutos al fin en la noche de este jueves (hora de la costa Este). La caza terminó así cinco frenéticos días después con el hallazgo del cadáver de un hombre, Claudio Neves Valente, de 48 años y nacionalidad portuguesa, a 135 kilómetros del lugar de los hechos. Dieron con él en un almacén de Salem, en el cercano estado de Nuevo Hampshire. Las autoridades lo culpan también del asesinato de un profesor en Boston.

En una conferencia de prensa celebrada en Providence pasadas las 21:30, el jefe de policía de la ciudad, Óscar Pérez, confirmó que el tipo al que andaban buscando se había suicidado de un balazo cuando estaba a punto de ser descubierto y apresado. También dijo que Neves Valente, que entró en Estados Unidos en 2000 con un visado de estudiante y obtuvo la residencia permanente en 2017, era un antiguo alumno de Brown. Su último domicilio conocido está en Miami.

La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, anunció al filo de la medianoche en X que, en respuesta a esos “horrendos crímenes”, la Administración de Trump suspenderá indefinidamente el programa del que se benefició Neves Valente, conocido como la lotería de la diversidad. Concede por sorteo cada año unas 50.000 green cards, que autorizan a los que las reciben a residir legalmente en el país. El presidente estadounidense ya trató de acabar con ese programa durante su primer mandato.

La persecución del sospechoso, al que las agencias de seguridad implicadas en el operativo vincularon con el asesinato este lunes de Nuno Loureiro, un profesor, también portugués, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT son sus siglas en inglés), ha mantenido durante la semana en vilo a la región de Nueva Inglaterra, al nordeste del país, así como a las cadenas de noticias estadounidenses. Sobre todo, después de que al día siguiente de la matanza, que tuvo lugar en una jornada de preparación para los exámenes, previa a las vacaciones de Navidad, las autoridades anunciaran la captura de un culpable para soltarlo a las pocas horas sin cargos.

Desde entonces, el misterio rodeó al tipo del que solo se sabía lo poco que desvelaron de él los videos de las cámaras de seguridad de diferentes puntos en calles residenciales de Providence. En ellos, se veía a un hombre de mediana edad, algo entrado en carnes, caminando tranquilamente y oculto tras una mascarilla quirúrgica negra.

Nadie podía explicarse cómo pudo escapar tras cometer un crimen con tantos potenciales testigos en una comunidad tan pequeña como la de Rhode Island, el estado de menor tamaño de la unión. Tampoco, dónde pudo ir. Este jueves se supo que se dirigió al norte, aunque no llegó demasiado lejos. Tampoco parecía interesado en desaparecer, por ejemplo, en Canadá, cuya frontera está a unos 350 kilómetros de Salem por carretera.

Aún no está claro qué lo movió a matar a aquellos jóvenes, ni por qué luego −mientras lo buscaban las autoridades y las televisiones emitían en bucle sus vídeos para ver si alguien aportaba alguna pista− decidió asesinar a Loureiro. Este era un físico de reputación internacional, especializado en el estudio de los campos magnéticos del universo, y murió en su apartamento en Brookline, a unos 80 kilómetros de Providence. Vivía cerca del MIT, donde daba clases, investigaba y era director de una institución llamada Centro de ciencia del plasma y la fusión.

El agente especial Ted Docks, del FBI, sí aportó un dato durante la comparecencia de prensa: el sospechoso estudió en la misma universidad de Lisboa, el Instituto Superior Técnico, que el profesor Loureiro.

Pérez contó a los medios que en la búsqueda fue clave la colaboración de una persona, que ahora podría cobrar la recompensa de 50.000 dólares que ofrecía el FBI. Las autoridades la describieron como un “súper genio”, y afirmaron que sin ella no habrían desatascado el caso. Ayudó a la localización de un coche de alquiler. Su matrícula condujo a los agentes a una oficina de Massachussets, donde pudieron cotejar los vídeos de seguridad para concluir que el individuo que aparecía en ellos era el mismo que el de las grabaciones de Providence.

Los registros de su tarjeta de crédito llevaron a los investigadores a Nuevo Hampshire, donde finalmente encontraron el coche, y, a continuación, el cadáver de Neves Valente en el interior de un trastero. Tenía consigo dos armas de fuego.

En su comparecencia ante la prensa, Brett Smiley, alcalde de de Providence, se felicitó porque sus vecinos fueran a “dormir tranquilos por fin” esa noche. La cura de las heridas que la matanza ha dejado tras de sí en esa pequeña y tranquila ciudad universitaria, añadió, aún tendrá que esperar.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal jefe de EL PAÍS en EE UU. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
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