La prensa estudia frenar la demanda de información comprometedora
Cuando el rotativo sensacionalista británica The Sun, uno de los tabloides más vendidos del país, publicó a mediados de agosto las fotos del abrazo entre la princesa Diana de Gales y Dodi Fayed vendió en un solo día más de 750.000 ejemplares extra.La trágica muerte de ambos ha superado el techo del millón con algunas cabeceras conocidas por su persecución de los ricos y famosos. Antes del accidente, sus directores defendían la inclusión de fotos robadas a la pareja, "por la demanda y avidez de nuestros lectores", según Stuart Higgins, responsable del propio The Sun. El control de los reporteros que acosan a las celebridades y solían venderles las instantáneas es ahora objeto de discusiones en el Reino Unido, partidario de autorregularse en materia de prensa.
Lord Wakeham, presidente de la Comisión de Quejas de la Prensa se ha reunido con los principales directores de medios de comunicación para ver cómo puede contenerse lo que califica de problema transfronterizo. Las discusiones, bien acogidas por el mismo público que compra un tabloide y luego critica sus métodos pueden chocar con el propio Ministerio de Cultura. Portavoces de Downing Street, domicilio del primer ministro laborista, han recordado que Tony Blair prefiere que la prensa se controle a sí misma. "Lo ocurrido ha animado el debate, pero no pueden adelantarse acontecimientos y los directores deberán ser capaces de aprender la lección", han dicho.
Legislación restrictiva
Sebastiao Salgado, el prestigioso fotógrafo brasileño, declaró ayer que los paparazzi no sólo son fotográfos, sino también televisiones y radios. "Creo que debería existir una legislación más restrictiva con relación a ese tipo de imágenes o textos", añadió.
El problema, por lo menos con Diana viva, era el espectacular aumento de la cifra de ventas en cuanto ella aparecía en portada. Hasta en las revistas más proclives a incluirla siempre entre sus páginas vendían a menudo un 40% en el Reino Unido con un buen retrato. "Sólo ha ocurrido algo parecido con la princesa Gracia de Mónaco o la actriz Liz Taylor", ha reconocido al matutino The Independent el comentarista Michael Leapman.
Los libros son otro asunto. El fallecimiento de la princesa de Gales ha incrementado la demanda por las reediciones, entre otros, de Diana: su verdadera historia. La biografía escrita por el periodista Andrew Morton le hizo millonario y fue traducida a 23 idiomas. Ahora prepara una nueva version que aparecerá a principios de octubre. La secuela Diana, su nueva vida, también de Morton, se está reeditando.
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