El barroco colonial
Con un recital de órgano de Esteban Elizondo sobre obras de compositores jesuitas ha concluido el ciclo que sobre La música y la Compañía de Jesús en los siglos XVIII y XIX ha organizado la Quincena Musical de San Sebastián desde el día 16, y en el que el punto culminante ha sido la versión en concierto en la basílica de Loyola de la ópera San Ignacio.La música de las misiones jesuitas en Latinoamérica tiene una dimensión claramente didáctica, Una ópera como San Ignacio de Loyola es una muestra de ello. Al estilo barroco italianizante que llevaron los Doménico Zipoli o Martín Schmid se superponen ecos de las aportaciones de los indígenas convertidos al cristianismo.
Prevalece la influencia europea, desde luego, pero el conjunto posee una frescura ingenua que lo hace sumamente atractivo. Las dimensiones de San Ignacio son, además, moderadas (algo menos de una hora) y hay algunos momentos especialmente inspirados en la línea vocal y en los acompañamientos instrumentales como el dúo de San Ignacio, (Rosa Domínguez) y San Francisco Javier (Alicia Borges) ¡Ay, qué tormento! y la teatral intervención del Demonio (Furio Zanasi) en el primero acto.
Gabriel Garrido y el grupo Elyma presentaron la ópera en Bolivia hace ahora un año y el próximo día 31 de agosto la llevan al prestigioso Festival de Utrecht, el Salzburgo de la música antigua.
La Quincena Musical de San Sebastián ha vestido el acontecimiento con un ropaje que incluye cursos universitarios y varios conciertos de órgano y coros. Todo ello da una dimensión cultural y reflexiva que amplía el placer inmediato de los diferentes conciertos. El acierto ha sido pleno .
Babelia
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