Las empresas del sector aplaudían la decisión de de levantar el embargo de armas a Latinoamérica
"Hemos tenido durante dos décadas una política de paternalismo unilateral en la que les hemos dicho [a los países latinoamericanos] que no debían tener armas modernas", asegura Joel Johnson, presidente de la Asociación de Industrias Aeroespaciales, la patronal del sector, "y el resultado ha sido que las han comprado en otro lugar". "Los países latinoamericanos tienen ahora la posibilidad de considerar los productos norteamericanos en igualdad de condiciones con los europeos u otros", añadió.
La decisión del presidente norteamericano, Bill Clinton, de levantar la restricción en la venta de armas a Latinoamérica, impuesto por Jimmy Carter en 1978 en plena insurgencia izquierdista en Centroamérica, ha supuesto, según señalan los observadores, una victoria para las empresas del sector.
Compañías como Lockheed, Martin o McDonnell se van a lucrar de un mercado potencialmente gigantesco que en los últimos años, debido a ese embargo, ha movido cantidades ridículas (entre 75.000 millones y 300.000 millones de pesetas) en comparación con lo que potencialmente puede dar.
Preocupa especialmente el caso de Chile y Argentina, ambos con economías suficientemente boyantes y con capacidad de incrementar los gastos militares y enfrentados por el contencioso del canal de Beagle.
La decisión de Clinton, apoyada por los secretarios de Defensa, William Cohen, y de Estado, Madeleine Albright, es una respuesta a la penetración europea en estos mercados, en los que Francia había logrado importantes contratos para sus aviones Mirage. Pero no todos están de acuerdo. El ex secretario de Estado Warren Christopher declaró en enero ante un comité del Senado, que EE UU debía evitar la penetración en Latinoamérica de armas de alta tecnología. El senador demócrata Christopher Dodd ha anunciado que tratará de reintroducir una legislación que ponga de nuevo ciertos límites a este tipo de ventas.
Los casos de Perú y Ecuador
Clinton dijo que el levantamiento del embargo tendrá sus excepciones en aquellos casos de países con problemas fronterizos. Se refiere a Perú y Ecuador.EE UU, en plena renovación de su flota aérea, tiene un excedente de aviones F-16, que desea vender a Brasil, Argentina o Chile. La existencia de democracias sólidas es uno de los argumentos esgrimidos por Clinton para revertir una medida de 1978 que considera obsoleta.
Wahsington ha hecho excepciones a la norma en estos casi veinte años. En 1981, por ejemplo, vendió, 24 aviones F-16 a Venezuela. El motivo era Cuba y el temor a la presencia de tropas soviéticas en la isla. Chile, tras poner fin al régimen militar, trató en 1990 de hacerse con un número similar de aviones, pero se topó con serias resistencias norteamericanas. Brasil, un caso similar, comenzó a buscar alternativas en el Mercado europeo debido a la cerrazón de EE UU. Todo esto va a cambiar radicalmente en los próximos meses.
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